Edmundo Jacobo presentó su renuncia irrevocable a la Secretaría Ejecutiva del Instituto Nacional Electoral (INE), cargo en el que había sido reinstalado hace unas semanas. Denunció la politización que con el Plan B actores políticos han hecho de las tareas técnicas de ese organismo y las falsedades que ha difundido el presidente Andrés Manuel López Obrador y el oficialismo.
De manera sorpresiva, este martes, en conferencia de prensa, Jacobo anunció su renuncia irrevocable a su cargo, la que será efectiva el próximo 3 de abril. En el documento que leyó se refirió a que el diseño institucional del INE fue quebrado por algunos actores políticos con el llamado Plan B, lo que llevó a la politización incluso de las tareas técnicas del instituto.
“Desafortunadamente, el diseño institucional que procuramos durante tantos años, así como el equilibrio que con el mismo siempre se ejecutó, fue roto en los últimos meses por algunos actores políticos que en el más reciente debate sobre la reforma electoral, hicieron de la operación técnica, necesariamente imparcial, parte del debate político, lo que me obligó a salir a la defensa pública de las instituciones electorales que nos hemos dado, a explicar las virtudes que ofrece el régimen vigente y alertar sobre los peligros que implican varios de los aspectos incorporados por el denominado Plan B”, dijo Jacobo.
El funcionario electoral también se refirió al artículo expresamente diseñado contra él en el Plan B para destituirlo de su cargo: “La incorporación, en uno de los decretos de la reforma, de un transitorio inconstitucional que tomaba una decisión que sólo compete al Consejo General, me cesó como secretario ejecutivo incluso aún antes de que formalmente entrara en vigor el nuevo marco legal. Ello me obligó a promover los juicios que la propia Constitución pone a disposición de cualquier persona para lograr la restitución del orden constitucional quebrantado”.
Jacobo se refirió a las bajezas que desde la Presidencia de la República se han promovido contra él: “Después iniciaron los ataques y mentiras sobre mí y mi trayectoria, incluso desde las conferencias cotidianas que, desde Palacio Nacional, encabeza el presidente de la República. Se ha llegado incluso a señalar que tengo tres décadas como servidor público de la autoridad electoral nacional, señalamiento que, huelga decir, es evidentemente una falsedad”.
Respondió a quienes, como López Obrador y el oficialismo, acusaban que sólo quería mantener su cargo y sus ingresos: “Esta renuncia es de carácter irrevocable porque no me anima el preservarme en una posición laboral, sino la defensa de la ley y de las instituciones. Como secretario ejecutivo esa fue mi convicción, y esa seguirá siendo como ciudadano, que, como a millones de mexicanas y mexicanos, le preocupa la democracia de mi país”.
También informó que corresponderá a la siguiente consejera presidenta del INE proponer al resto de los consejeros a un nuevo consejero ejecutivo.
En 2008 Jacobo se hizo cargo de la Secretaría Ejecutiva del entonces Instituto Federal Electoral, en aquel entonces encabezado por el consejero Leonardo Valdés Zurita. En febrero de 2020 fue vuelto a nombrar en el cargo pero ya en el INE, para el cual fue designado por un periodo que concluía en 2026.
Por el artículo 17 transitorio de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, que entró en vigor el 2 de marzo, Jacobo fue cesado de la Secretaría Ejecutiva del INE de manera inmediata. Sin embargo, tanto Jacobo como el organismo electoral impugnaron esa medida.
El 9 de marzo de 2023 el Noveno Tribunal Colegiado en Materia Administrativa le concedió una suspensión provisional a Jacobo por el artículo transitorio que ordenaba removerlo como secretario ejecutivo del INE, lo que fue la primera derrota jurídica del Plan B. Un día después una jueza federal le concedió la suspensión definitiva, por lo que tuvo que ser reinstalado en su cargo.
Posteriormente, el 22 de marzo, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó la inaplicación del transitorio del Plan B que ordenó el cese de Jacobo, debido a que violaba la Constitución e invadía las atribuciones del INE.
Frente a esas derrotas jurídicas en toda la línea, López Obrador se dedicó a difundir diversas bajezas y difamaciones contra Jacobo, como llamarle “Porfirito” porque, según mintió el presidente, llevaba 30 años trabajando en el organismo electoral.