Mañana miércoles celebraremos el Día de la Madre como lo que es: la festividad más importante y popular de nuestro país. Cada año, el 10 de mayo, nos reunimos en familia para homenajear a nuestras mamás o bien, ser homenajeadas. Sin embargo, esta es una celebración cargada de estereotipos y expectativas que muchas veces limitan la percepción de la maternidad y la figura de la mujer. Hasta antes de la Revolución Industrial, el papel de la madre se centraba en la crianza y educación de los hijos, así como en la gestión del hogar. Ya en el siglo XX, con la entrada de las mujeres al mercado laboral, éstas comenzaron a ser vistas como agentes activos en la sociedad.
En la actualidad, el papel de la madre ha evolucionado aún más y se espera que sean capaces de combinar su vida profesional y personal, y a menudo se les exige que sean exitosas en ambos ámbitos. Además, el aumento de la diversidad familiar y las nuevas formas de parentalidad han desafiado las expectativas tradicionales de la maternidad, permitiendo una mayor flexibilidad y adaptación a las necesidades y deseos de cada familia. También es importante destacar que la tecnología y los medios de comunicación han influido en la forma en que se percibe la maternidad, presentando una amplia variedad de modelos y roles para las madres, desde las mujeres que trabajan desde casa hasta las madres solteras que deben enfrentar grandes desafíos en soledad.
Hasta antes de la llegada al poder del presidente López Obrador, existían diversos programas y ayudas gubernamentales para apoyar a las madres trabajadoras en México, incluyendo estancias infantiles, escuelas de tiempo completo, subsidios a la educación, seguros de salud y programas de apoyo económico como Oportunidades. Una de las principales políticas del gobierno de López Obrador ha sido la reducción del gasto público. Esta acción ha tenido un impacto negativo en los programas sociales y en las oportunidades de empleo afectando particularmente a las madres trabajadoras, quienes a menudo tienen trabajos precarios y mal remunerados y dependen de las ayudas clientelares para satisfacer las necesidades básicas de sus familias.
A principios de 2019, el Gobierno Federal anunció el cierre de las estancias infantiles. Esta acción representó un duro golpe para las madres trabajadoras ya que este modelo fue creado a raíz de que en nuestro país, el 56.5% de las mujeres económicamente activas carecen de prestaciones laborales y por lo tanto, no tienen acceso a guarderías del IMSS o ISSSTE. La vida cotidiana de estas mujeres cambió radicalmente ya que muchas se vieron obligadas a buscar opciones más costosas e inseguras o a dejar sus trabajos para cuidar a sus hijos en casa.
La andanada continuaba y en marzo de 2022, AMLO justificó el cierre de las Escuelas de Tiempo Completo por “malos manejos”; sin embargo, aquí se beneficiaban a 3.6 millones de niños y adolescentes en condiciones de pobreza con aprendizaje, deporte y alimentación. Esta dolorosa decisión impactó fuertemente la economía de estas familias ya que perdieron aproximadamente la mitad de su ingreso ante la necesidad de que las madres redujeran sus horas o incluso abandonaran su trabajo para cuidar a sus hijos.
Además, la pandemia del COVID-19 tuvo un impacto desproporcionado en las mujeres y las madres trabajadoras. Muchas perdieron sus trabajos o vieron disminuidos sus ingresos debido a la crisis económica, lo que vulneró su capacidad para proveer a sus familias.
Es una realidad que las mujeres siempre hemos trabajado, sólo que se nos han asignado tareas de cuidado de otras personas o quehaceres en casa, pero la cultura machista que AMLO promueve ha reforzado la realización de estas labores que quedan en lo privado, como parte de lo que no se ve y tampoco se remunera.
Como si a las mamás de niños pequeños les faltara algún motivo de preocupación, desde 2019 las vacunas que componen el cuadro básico han escaseado. Inexplicablemente el gobierno federal decidió comprar menos vacunas que las que los niños necesitan. Nuestro esquema de vacunación infantil se integra por 14 vacunas que protegen contra alrededor de 20 enfermedades; sin embargo, con el gobierno de Morena la cobertura no llega ni a 80%. Así pues, las decisiones políticas de AMLO han afectado a los más pobres de México y los han hecho más vulnerables a sufrir enfermedades.
Todo lo anteriormente citado, no son sino algunas situaciones que ejemplifican el difícil camino de las mujeres que deciden enfrentar, ya sea por necesidad o el genuino deseo de crecimiento personal, el reto de trabajar y ser madres a la vez. Imposible no mencionar a las madres mexicanas que excavan la tierra para buscar a sus hijos. El Estado no cumplió con su obligación de proteger la vida de sus hijos y a veces tampoco las de ellas.
Más allá del olvido del presidente, las madres mexicanas siempre logran sobreponerse a la adversidad gracias a su fuerte sentido de la familia y la comunidad, su capacidad de trabajo y su resiliencia ante las dificultades del entorno social y económico.
Creo yo que a veces, cuando todo está perdido, sucede la magia porque el amor de las madres siempre está en creciente y jamás se debilita.
Felicidades a todas las mamás y a las que ya se han ido, nuestro recuerdo siempre.