El encordado de la opinión pública

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Los medios de comunicación reflejan y, en más de un sentido, amplifican el conflicto entre el gobierno federal y algunas franjas de maestros de la CNTE. En ese enfrentamiento por otros medios, la información es lo de menos.


Desde mediados de la semana pasada el oficialismo mediático omite las inconsistencias que tiene la versión del gobierno del estado sobre el operativo policiaco del domingo antepasado en Nochixtlán, Oaxaca. En contraste, difunde testimonios de varios policías que dicen haber sido agredidos por los pobladores de aquel lugar (sin advertir que los materiales no resultan del trabajo periodístico sino de la policía federal). También propala el gran daño que le hacen al estado los bloqueos y las movilizaciones de la sección 22 de la Coordinadora. En el otro extremo, el llamado periodismo militante omite detallar (cuando no informar) la existencia de grupos ultras –incluso guerrilleros– que apoyan a los profesores y que, entre sus actividades, causan enormes destrozos en la zona de conflicto; sin duda esos personajes embozados están implicados en la muerte del periodista Elidio Ramos Zárate. El silencio de esos medios militantes ocurre cada que los periodistas que no coinciden con su enfoque, reciben algún ataque.


Sobre la tragedia de Nochixtlán, los medios oficialistas muestran a los policías como víctimas mientras que los medios militantes muestran a los pobladores como víctimas; quieren hacer creer que con eso se reconstruye lo que sucedió hace ocho días, aunque ello es mucho más complejo. “Hay terrorismo de estado”, así, sin más, exclaman varios medios militantes que replican de ese modo la estrategia de los docentes de la CNTE; los oficialistas, por su parte, omiten los evidentes excesos y el operativo policiaco fallido en Nochixtlan; la prensa militante propala las condiciones en que viven los lugareños de Nochixtlan en tanto que la oficialista resalta el desabasto que provocan las acciones de los maestros de la CNTE; una alude a la represión y otra a los famliiares de una persona fallecida en el desalojo que pidieron a los activistas de la Coordinadora salir de la casa a donde llegaron a expresar solidaridad. En ambos flancos, los pobladores oaxaqueños son carne de cañón para la propaganda de los medios.


En estas lides, los oficialistas detallan el enorme (y evidente) acarreo de Morena para hacer concurrir a miles en su manifestación de este domingo en la Ciudad de México mientras los otros hacen como si la virgen (también morena) les hablara, es decir, no registran el acarreo, digamos que la marcha con gorgojo. Por cierto, el diario oficialista Excélsior señala que en la marcha hubo alrededor de 17 mil personas –cifra que proporcionó la secretaría de seguridad pública de la ciudad de México- mientras que La Jornada difunde que decenas de miles, y ya en la danza de las cifras el profesor John Ackerman dice que asistieron 250 mil personas: cómo habrían cabido tantas eso ya es harina de otro costal, preguntas que sólo la mafia en el poder se hace. Excélsior despliega que hasta la manifestación gay le ganó en asistentes a la marcha de Morena en tanto que la prensa militante no señala ni con el pétalo de una notita que Andrés Manuel López Obrador nada adujo sobre la diversidad sexual, se quedó callado una vez más, con la complacencia de sus seguidores que se dicen de izquierda.


Todo parece indicar que así seguirá ese encordado al que llamamos Opinión Pública.

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