Marcos, el más famoso de los líderes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), escribió que el presidente Andrés Manuel López Obrador es una especie de epítome de lo peor de los últimos nueve mandatarios de México, mientras que criticó que la oposición se queja de lo que antes practicó y que son “chillones”.
El antes subcomandante y después capitán Marcos ha reaparecido con una serie de textos, pero el martes pasado dio a conocer uno titulado “El viaje”, en el que se lanzó contra tirios y troyanos, sin ápice de autocrítica. Destaca su opinión acerca del actual presidente a poco más de un mes de que deje el poder.
Marcos resumió en un párrafo lo que ha significado el tabasqueño en el poder: le atribuyó las peores características de los nueve presidentes desde 1964 hasta 2018, 54 años de defectos en el gobierno.
Así describió a López Obrador en el gobierno: “Tuvo el autoritarismo de Gustavo Díaz Ordaz; el nacionalismo de cartón piedra de Luis Echeverría Álvarez, la demagogia corrupta de José López Portillo, la mediocridad administrativa de Miguel de la Madrid, la perversidad de Carlos Salinas de Gortari, la vocación criminal de Ernesto Zedillo, la ignorancia enciclopédica de Vicente Fox, el militarismo y la mecha corta de Felipe Calderón, y la frívola superficialidad de Enrique Peña Nieto”.
Pero no va solo, como lo recordó el dirigente, quien mencionó a los viejos panegiristas y el afán autovictimizador del macuspano: “Ah, y la corte de aduladores de todos ellos. Cambian los presidentes, cambian las nóminas. Lo del autoelogio y lo chillón, sí es parte del ‘estilo personal de gobernar’”.
Al respecto, cabe recordar lo que dijo el propio Marcos en agosto de 2005, cuando menudeaban las presiones para que el EZLN respaldara el lanzamiento de la primera candidatura presidencial del tabasqueño, una sentencia que terminó por convertirse en profecía: “Nos va a partir la madre a todos”.
En su texto reciente, Rafael Sebastián Guillén Vicente también criticó a quienes vieron el huevo de la serpiente, después dijeron que “no podía saberse” y que hoy están prestos a tragarse otra engañifa del continuismo encarnado por Claudia Sheinbaum. Escribió: “El error que se cometió antes del ‘beneficio de la duda’, se repite. Quienes nos criticaron por no apoyar y criticar el cambio de piel de la víbora, fueron los más ferozmente atacados por su defendido. Ahora lo vuelven a hacer, amparándose en que ‘es mujer’. Hombre, mujer, otroa, no importa. Allá arriba está el problema, no la solución. Si no miran hacia abajo, seguirán tropezando con la misma piedra. Y eso ya sería patológico. El oficialismo no busca apoyo, sino complicidad”.
Clasificó a los oficialistas en dos clases: los criminales, provenientes de los antiguos partidos y tipos como “el futuro encargado de Educación Pública”, y los “simplemente estúpidos”, a los que ejemplificó con Marx Arriaga, aún subsecretario de aquella dependencia, responsable de la “Nueva Escuela Mexicana” y protegido de Beatriz Gutiérrez Müller.
Marcos recordó la ambición de López Obrador por pasar a la historia y cómo lo expresa en sus conferencias de prensa diarias: “Todas las mañanas, enciende el limpiaparabrisas del vehículo que algunos llaman todavía ‘Nación’. Aparta así la multitud de insectos y suciedad que se ha adherido al cristal. Que nada opaque o deforme su visión del camino, ni las letras doradas que habrán de enaltecer la historia patria o, mejor aún, la mundial”.
En esa ruta, “que los insectos sean cadáveres y ausencias, no importa. Que la suciedad sea sangre y las rocas que arroja la realidad, tampoco. Que nada detenga su avance”.
Después el exsubcomandante enfocó sus baterías contra la oposición, a la que acusó de condenar ahora lo que antes ejerció: “Se quejaron, se quejan y se quejarán de lo mismo que practicaron por años: la mentira, la calumnia, el insulto, el ninguneo, el escupitajo mediático, el ‘no presentar pruebas de lo dicho’, el abuso de Poder en medios, el tribunal mañanero. Y de una plataforma informativa ridícula, como la que han construido en décadas. Chillones, pues. En plural”.
Fue también contra la coalición opositora formada para las elecciones: “En serio pensaron que personajes como Alito, los Chuchos y como se llame el presidente del Acción Nacional, ¿serían una opción elegible? ¿Qué las bobadas de Bertha ‘jalarían’ al electorado joven?”.
Asimismo, descalificó dos luchas actuales: contra la sobrerrepresentación, por la que la oposición lo que quiere “es elevar el precio de venta de sus decisiones en las cámaras”, y en defensa del Poder Judicial, en la que, expresó, “lo que está en juego no es la autonomía de los jueces, sino quien maneja el negocio de la compraventa de la justicia”.
Y también se refirió a los enemigos reales del sistema, los que sí “merecían y merecen la muerte, el desprestigio y el olvido. O todo junto. Por eso el olvido, la impunidad y la ignorancia frente al asesinato del hermano Samir Flores Soberanes y todos los guardianes de la Tierra asesinados, desaparecidos y encarcelados en la llamada ‘revolución de las conciencias’”.