Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena presentó su renuncia como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) porque entiende que su función no es validar la opinión de las mayorías sino resguardar los derechos.
El ministro, designado en 2012 y que ocupa el cargo desde el 1 de diciembre de ese año y cuyo periodo concluía hasta 2027, es el primero en presentar su renuncia, con efecto al 31 de agosto de 2025. En un texto dirigido al Senado de la República, manifiesta, tajante: “Al final, el verdadero triunfo no es aferrarse al cargo, sino saber cuándo dejarlo con gracia, consciente de que nadie es indispensable, solo libre”.
En su documento, Gutiérrez Ortiz Mena resalta que la reforma judicial acorta el periodo para el que había sido elegido, por lo que se le presenta una alternativa: participar en la elección de juzgadores o presentar su renuncia.
“No me considero un candidato adecuado para un cargo que dependa del apoyo popular. Si bien mi trayectoria y capacidades me califican para la judicatura, es en esa labor —para la que me siento más apto— donde la función no consiste en validar la voluntad de las mayorías, sino en resguardar los derechos de quienes más lo necesitan”, razona su dimisión Gutiérrez Ortiz Mena.
En vísperas de la discusión en la SCJN de la constitucionalidad de la reforma judicial, el constitucionalista explica que su renuncia no tiene que ver con una aprobación de ella, sino que lo hace para respetar la validez de una norma que no ha sido revocada por un tribunal y que estará vigente mientras la Corte no emita su resolución en sentido contrario.
Concluye Ortiz Mena su elegante texto: “Renuncio, no como quien abandona una tarea inconclusa, sino como quien entiende que los cargos públicos son préstamos temporales, conferidos para ser desempeñados con decoro mientras dura el encargo. El único lujo que me permito al dejar este puesto es hacerlo con la serenidad de haber sido fiel a los principios constitucionales que guían esta labor”.
Apenas hace una semana, en una exposición en la Escuela de Leyes de la Universidad de Harvard, Gutiérrez Ortiz Mena explicaba a los asistentes que entre los requisitos para ser elegible como ministro de la SCJN: “Son, y no estoy bromeando, tener un promedio mayor a ocho (nuestra Constitución dice eso ahora) y cinco cartas de recomendación de tus vecinos”, lo que despertó inmediatamente la risa generalizada.
Después de ello, la presidenta Claudia Sheinbaum se envolvió en el lábaro patrio y se precipitó en un lance nacionalista digno de mejores causas.