Para pensar el verdadero apoyo a Morena

Considere este dicho:

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Es exactamente el mismo falso argumento de los obradoristas. Por tanto, es exactamente la misma simplificación y reducción de la democracia al mayoritarismo. Mayoritarismo electoral. Fachada del autoritarismo. La democracia incluye necesariamente regla de mayoría, pero no es lo mismo que dicha regla y ésta no es la única. No hay democracia sin reglas de respeto estatal a ciertas minorías y a la oposición.

Se tiene que decir, entonces, que los mileístas y obradoristas no son extremos opuestos, como a algunos les parece, y que se equivocan quienes “democráticamente” defienden a AMLO y atacan a Milei y viceversa: son más similares de lo que se cree: el dicho del agresivo e ignorante “tiktoker” demuestra –sin  quererlo- que ambos son falsos demócratas, verdaderos autoritarios populistas, cuyo populismo crece con las mayorías electorales que ganan y que no significan lo que ellos desean e implican: no significan (esas mayorías) que necesariamente las ganen bien ni que los líderes tengan derecho a callar a nadie, a someter a la oposición ni a ejercer un poder sin límites. He ahí todo el contenido del “creador de contenido” (pfff) de Milei, tan superficial y arrogantemente erróneo como el de los que pertenecen a López Obrador.

Está involucrado en el fondo un problema de incomprensión de la democracia y, luego, de palabras como ciudadanía, electorado, votantes y pueblo, entre otras. No se les distingue por sí mismas ni en sus contextos, lo que facilita la expansión incomprensiva y la manipulación. Manipulación como la de los mileístas y obradoristas de arriba, que después repiten los de abajo.

Ese problema de desinformación y de confusión por indistinción sobre conceptos es una de las patas de la mesa en que se sientan los líderes de Morena para ejercer el poder. Es otro de sus apoyos…

¿Se puede hablar de apoyo mayoritario a Morena? Sí, pero sólo electoralmente, y esto en votos efectivos. ¿Se puede hablar de apoyo de mayoría de mexicanos a ese partido? Sólo si se hablara de apoyo en parte directo y activo y en parte indirecto o por indiferencia, resignación o tolerancia, pero no hay validez si se habla exclusivamente de apoyo directo y activo, tampoco la hay si no confundimos mexicanos y ciudadanos simples con ciudadanos electores y votantes. Los obradoristas, como los periodistas y académicos imprecisos, usan todos esos tipos de apoyo y de individuos como sinónimos, como si fueran intercambiables en cualquier momento, como si no pudieran y debieran distinguirse.

Pueden y deben distinguirse. Yo distingo, para México, entre tipos de ciudadanía legal y ejercicio efectivo del voto: ciudadanía nacional, ciudadanía política, ciudadanía electoral y votación/voto.

“Ciudadanos nacionales” son todos los que tienen la ciudadanía más básica. Legal y básica. Son los individuos que legalmente son mexicanos, independientemente del lugar de nacimiento y la edad, porque obtuvieron por una vía u otra la nacionalidad jurídica. Eso: se trata de los “nacionales” jurídicos, no necesariamente culturales. Así también, un niño legalmente mexicano puede tener pasaporte pero no credencial de elector, con todo lo que ello implica. Algunos de estos ciudadanos pueden ser al mismo tiempo uno o más de los otros tipo de ciudadanos. Esta ciudadanía no es toda ciudadanía –sino su primera base.

“Ciudadanos políticos” no son los profesionales de la política ni los ciudadanos “politizados”; son ciudadanos por la nacionalidad referida y por ser, de acuerdo con la ley, mayores de edad, sin derechos cancelados. La suya es la ciudadanía legal respecto a la política, es decir, respecto a la participación legal en política y elecciones (realmente democráticas o no). Es una posibilidad jurídica, más allá de otros medios de realización. Y por eso pueden tener credencial de elector, pero no necesariamente la tienen –por lo que tampoco necesariamente votan.

“Ciudadanos electores” son aquí los que tienen la credencial de elector. Credencial vigente. Por lo mismo, antes son mexicanos, con nacionalidad jurídica, y mayores de edad. No necesariamente votan. Pueden hacerlo o no. O a veces lo hacen y a veces no. La posibilidad ya no es simplemente jurídica sino legal y práctica. El medio práctico es precisamente la credencial vigente, que los coloca en la lista nominal electoral. Los “ciudadanos electores” sí incluyen abstencionistas, porque éstos no siempre lo son. Dado que hay abstencionistas ocasionales, coyunturales o selectivos, no absolutos o permanentes, el simple hecho de la abstención no quita a nadie de la categoría de ciudadanía electoral en un periodo observado con al menos dos elecciones. Un ejemplo es que sólo entre mediados de 2024 y mediados de 2025 hubo más de dos elecciones federales, con la presidencial y la judicial, en las que algunos votamos pero también nos abstuvimos: fuimos votantes en la elección presidencial y abstencionistas en la judicial. El abstencionista constante o sistemático es el tipo que no pertenece al grupo “ciudadanía electoral”.

Y llegamos al final con los votantes. Es obvio: son los ciudadanos que, además de tener todos los atributos formales anteriores, efectivamente votan, e incluso que siempre votan o suelen votar. Pero en “tiempo real”, estrictamente son los que votaron en al menos una de las elecciones más recientes, las inmediatamente anteriores al presente, si hubo más de una. En este (sub)grupo es donde Morena tiene una mayoría. No la tiene en ninguno de los otros tres. Son falsas las mayorías morenistas si se refieren a los mexicanos sin más y a “el pueblo” y los ciudadanos sin adjetivos. Si no se entiende esto, no se entiende nada. Por ahí hay que empezar…

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