Durante los más recientes años hemos documentado la situación desastrosa que guarda el estado de Veracruz en prácticamente todas las variables, sociales, políticas y financieras, en un perjuicio inconmensurable para sus habitantes. Es una de las entidades con los más altos índices de deuda pública y desempleo además de la enorme inseguridad que comprende la falta de garantías para desarrollar el trabajo periodístico.
No obstante, el gobernador Javier Duarte desestima toda esta situación e incluso es capaz de minimizarla. El martes 19 por ejemplo, frente a la desaparición forzada de cinco jóvenes en el municipio de Tierra Blanca, el mandatario dijo que esto es “sólo una cosa que sale mal” entre las 99 que salen bien, así, con esa falta de autocrítica y, sobre todo, de respeto a las víctimas. Duarte hizo de desplantes vergonzosos como este su estilo de gobernar con la complacencia de no pocos medios de comunicación que, a cambio, fueron favorecidos con grandes cantidades de publicidad.
Nosotros esperamos que llegue el momento de hacer una revisión pormenorizada y puntual de la actual administración veracruzana y que la autoridad actúe contra quienes son los responsables de ello.