Este artículo fue publicado originalmente el 12 de septiembre 2013, lo abrimos de manera temporal para su consulta.
El 14 de septiembre de 1813, de la mano de Don José María Morelos y Pavón, se dio a conocer un documento histórico, Sentimientos de la Nación, en el que este personaje esbozaba un proyecto de nación para, en primer lugar, concretar un Estado independiente, que en adelante, debería resolver importantes desafíos sociales, económicos y políticos. Han transcurrido 200 años desde que Sentimientos de la Nación vio la luz, y sus postulados se mantienen vigentes y expresan objetivos que, a la fecha, lamentablemente, aún no se cumplen.
Es verdad que México obtuvo su independencia de España. Sin embargo, esto se logró tras años de una cruenta lucha, y también gracias a la conjunción de diversos acontecimientos internacionales, que hicieron inviable que la corona española pudiera mantener el statu quo más allá de la segunda década del siglo XIX. Tras el nacimiento del México independiente en 1821, el enorme territorio se encontraba poco integrado, mal comunicado, y con serios problemas económicos. Se estima que en los 11 años que duró la revolución de independencia, murieron alrededor de medio millón de personas,1 no necesariamente como resultado de grandes batallas, sino, sobre todo, por diversas enfermedades y hambrunas, que en el contexto bélico que se desarrollaba, encontraron condiciones para extenderse.2
En 1821, México surgió a la vida independiente con poco más de 4 millones y medio de kilómetros cuadrados y una población que en un 80 por ciento, se dedicaba a las actividades agrícolas y ganaderas, con la preponderancia de una economía de autoconsumo. La demografía crecía a una tasa del 0. 37 por ciento, con altas tasas de mortalidad y una esperanza de vida de alrededor de los 30 años.3
El comercio exterior de México privilegiaba el proteccionismo, pero además enfrentaba fuertes presiones de parte de otros países, a la vez que prevalecía el contrabando. México exportaba al mundo de aquellos tiempos, productos mineros, en especial, la plata, además de productos agrícolas y ganaderos. Del mundo adquiría textiles de algodón, lana, seda, vidrio, muebles, espejos, mármol, vinos, embutidos, conservas y perfumes, entre otros productos. Dadas las escasas vías de comunicación dentro del país y la inseguridad en las mismas, el mercado interno no logra concretarse. La principal fuente de ingresos del nuevo país procedía de las aduanas marítimas y los impuestos al comercio interno, además de otros gravámenes a la producción minera, agrícola y ganadera, y al sector manufacturero.4
El sentimiento de nación aún no se había desarrollado. Prueba de ello son las pugnas entre liberales y conservadores, más preocupados por sus parcelas particulares de poder, que por el destino de un enorme país que incluía lo que ahora corresponde a California, Nuevo México y Texas, además de Centroamérica. El sentimiento de nación supone una identidad compartida por la mayoría de la población, el reconocimiento de que sólo a través de la unidad es posible resolver los desafíos que se presentan. Sin embargo, en el México de 1821, ese sentimiento de nación no existía y los liberales y los conservadores peleaban entre sí, hecho que desencadenó diversos acontecimientos sumamente traumáticos, incluyendo la pérdida de más de la mitad del territorio nacional, lo que, paradójicamente llevaría a que hacia la década de los 60 del siglo XIX, con motivo de la intervención francesa, se perfilara ese sentimiento de nación que si bien permitiría revertir el neocolonialismo europeo, dejaría pendientes otras aristas, enunciadas por Morelos, y que aun al día de hoy aguardan para ser realidad.
El contexto de Sentimientos de la Nación
Para entender la capacidad visionaria de Morelos, quien vislumbró a una nación cuando a todas luces no existían ni siquiera remotamente las condiciones para ello, es menester entender al ser humano de carne y hueso que en su infancia, juventud y madurez estuvo expuesto a privaciones de todo tipo. Sólo alguien con un perfil así, querría buscar la transformación del statu quo.
José María Teclo Morelos Pérez y Pavón nació el 30 de septiembre de 1765, en Valladolid, en la meseta del valle de Guayangareo. Era el segundo hijo de José Manuel Morelos Robles, carpintero de profesión, y Juana María Guadalupe Pérez y Pavón. Se dice que el apellido familiar era originalmente Sandoval, pero que en el siglo XVII se modificó debido a que sus ancestros paternos vendían moras, por lo que se les denominaba “moreros”, de manera que “Morelos” vendría siendo una derivación de ese oficio. José María tenía un hermano mayor, Nicolás, quien vino al mundo en 1763. Diez años después del nacimiento de José María, vería la luz su hermana María Antonia.
El hogar en que Morelos vivió sus primeros años era pobre. José Manuel era muy amante de las copas y apostador, por lo que dilapidaba los escasos recursos disponibles. La casa en que vivía la familia en el barrio de San Agustín, en Valladolid, propiedad de Juana María –quien la había recibido como dote de parte de su padre– tuvo que ser vendida. Las riñas entre los progenitores de Morelos eran frecuentes hasta que José Manuel abandonó el hogar, llevándose al mayor de los hijos rumbo a San Luis Potosí en 1784. El escenario familiar se complicó sobre manera para la afligida madre y sus dos pequeños. Pese a ello, Juana María se preocupó por inculcar una instrucción elemental en Morelos –de quien se dice, gustaba del estudio de la gramática–, quien además había aprendido cuestiones básicas de carpintería, su única herencia paterna.5
En su adolescencia-juventud se trasladó a Apatzingán para trabajar a las órdenes de un tío paterno a lo largo de 10 años, desarrollando oficios diversos como el de herrero, agricultor y arriero. Este último, le permitió trasladar en mula diversos productos a Acapulco, famoso en aquellos tiempos porque a sus costas venía el Galeón de Manila, mejor conocido como la Nao de China. Esos ires y venires de Morelos, posibilitaron que conociera las regiones en las que, más adelante, desarrollaría célebres campañas militares. Hacia 1789 regresó a Valladolid. Su madre insistió en que Morelos abrazara la carrera eclesiástica, la que presumiblemente le haría subir peldaños a nivel social, y si lograba la capellanía, podría conseguir algunos ingresos extra que la familia necesitaba.6 Fue así que ingresó al Colegio de San Nicolás Obispo, cuyo director era Miguel Hidalgo y Costilla y a cuyas cátedras asistía el joven Morelos. En diciembre de 1797 fue ordenado sacerdote y designado cura interino un año después en Churumuco, un lugar marginado a donde llegó con su madre y hermana. Empero, dadas las pauperizadas condiciones de Churumuco, tanto la madre como la hermana enfermaron, por lo que Morelos decidió mandarlas de vuelta a Valladolid, donde finalmente Juana María fallecería en 1799.6
Los biógrafos de Morelos lo describen como terco, rudo, poco amable y sin sentido del humor, todo ello consecuencia de la compleja infancia y juventud que tuvo. Con todo, esa experiencia, sumada a los curatos a su cargo en zonas marginadas, le dieron una perspectiva social y agrarista única de la que carecían otros próceres de la independencia.7
Como es sabido, en sus inicios la guerra de independencia (1810-1811) fue accidentada, poco organizada e integrada por fuerzas escasamente disciplinadas. “Hidalgo se dejó llevar por su instinto, apostó a su carisma y a su investidura sacerdotal y llegó a reunir a decenas de miles de hombres, la gran masa del pueblo. Fue “ungido” por los pobres que buscaban reivindicación. No tenía un plan de guerra claro, en su mente no se dibujaba siquiera una forma de organización política para el movimiento insurgente. Simplemente improvisó y se ganó la confianza del pueblo con una acción que no tenía prevista [un cuadro de la virgen de Guadalupe]”.8 Sin embargo, la improvisación tiene un precio y en el caso de Hidalgo fue su rápida captura y muerte por parte de los realistas.
En una carta a Francisco Díaz de Velasco fechada el 19 de noviembre de 1810, Morelos dejaba entrever la manera en que debería darse la lucha por la independencia, cuando afirmaba que tendría que escoger cuidadosamente la fuerza con la que atacaría al enemigo, más que llevar un mundo de gente sin armas ni disciplina. Estaba consciente de su popularidad, de que pueblos enteros le seguían a la lucha por la independencia, pero los conminaba a apoyar la causa labrando la tierra para dar sustento a quienes se encontraran en el frente.
Después de la muerte de Hidalgo, Morelos asumió el liderazgo del movimiento insurgente favorecido por el hecho de que al ser un cura rural que estuvo siempre en contacto con el pueblo, tenía las características necesarias para erigirse en el dirigente popular de la revolución emancipadora. En pocas palabras: con Morelos, la lucha por la independencia se convirtió en una verdadera revolución popular.9
Morelos tomó las riendas de los asuntos políticos y militares de la insurrección y planeó un movimiento estratégico para encerrar a la ciudad de México y cortar su comunicación con las costas. Las campañas militares de Morelos se pueden dividir en varias etapas. La primera incluye las victorias de Petatlán, la de Tecpan, Chilpancingo, Tixtla y Chilapa. La segunda corresponde al célebre sitio de Cuautla de 1812. La tercera, incluye la derrota de los españoles en Huajuapan, la toma de Orizaba, Oaxaca y Acapulco, además de que en esta fase estableció el Congreso de Chilpancingo y luego sobrevendría el declive del movimiento y la muerte del prócer. Es justamente en ésta última etapa que nació Sentimientos de la Nación.
Sentimientos de la Nación
En junio de 1813 Morelos convocó a un congreso nacional de representantes de todas las provincias insurrectas, que se reunieron en Chilpancingo para discutir el futuro de México como nación independiente. Esto se explica porque debido a los éxitos en las campañas militares logrados por Morelos y los jefes insurgentes, parecía inminente la victoria sobre los realistas, por lo que se pensaba que había que trabajar en los fundamentos políticos de la futura nación independiente. Fue en este espíritu que Morelos dio a conocer Sentimientos de la Nación, el 14 de septiembre de 1813.
Sentimientos de la Nación incluye 23 puntos que van desde la proclama de la independencia (primer punto y 11°) con órganos de gobierno propios (5°, 6°, 7° y 8°), hasta la organización económica (9° y 12°) y social (15°) del territorio. Asimismo, postula a la religión católica como la única, sin tolerancia de otras (2°), esto para fines de identidad y cohesión social, puesto que aún no existía el sentimiento de nación. Se enfatizan las relaciones con otras naciones, siempre que estas fueran respetuosas y no intervinieran en los asuntos internos (16°). Se sentaron las bases de un régimen democrático, cuando se postula que la soberanía dimana directamente del pueblo (5°). Se estableció que en la nueva legislación, la tortura será proscrita (18°).
Considerando el momento histórico, Sentimientos de la Nación es un documento que se adelanta a su tiempo, y que va más allá de lo que hasta ese momento parecía factible. Y es que rápidamente, las fuerzas realistas empezaron a recuperar posiciones, y ello sirvió para que algunos miembros del Congreso de Chilpancingo, celosos del liderazgo y carisma de Morelos, dictaran medidas encaminadas a dividir a los insurgentes, despojando al siervo de la nación de la jefatura del ejército y solamente se le asignó la protección del citado Congreso. Con esto Morelos quedó desprovisto de poder. Sin embargo, esta encomienda fue asumida por Morelos sin reclamos, quien protegió al Congreso para que promulgara la Constitución de Apatzingán el 22 de octubre del mismo año. Asimismo, por más lúcidos que haya sido Sentimientos de la Nación, varios congresistas disputaban la creación de un gobierno en el que no interviniera España, lo que una vez más revela la desunión entre los congresistas y las visiones e intereses particulares que tenían de cara a la revolución de independencia. Al final, como es sabido, los realistas asestaron derrotas consecutivas al siervo de la nación y finalmente cercaron a Morelos en Tezmalaca el 5 de noviembre de 1815. Tras un humillante juicio, José María Morelos y Pavón fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec, el 2 de diciembre del mismo año. Sus restos, al día de hoy, son motivo de múltiples especulaciones y a casi 200 años de esos hechos, aun no se sabe dónde están.10La lucha por la independencia entró en una etapa crítica y tomaría otros seis años antes de consumarse.
Vigencia de Sentimientos de la Nación
Han transcurrido 200 años desde que el ideario político de Morelos para el México independiente, fue dado a conocer. Tristemente, sin embargo, sus postulados están lejos de cumplirse. Es verdad que México es formalmente independiente y la existencia del Estado mexicano no está a discusión. Hay, sin embargo, muchas tareas pendientes de solución.
Por ejemplo, en el 6° apartado, Sentimientos de la Nación señala que la división de poderes debe darse en los cuerpos compatibles para ejercerlos. Pero cuando se echa un vistazo al poder legislativo mexicano en el siglo XXI, es evidente que no todos los que lo integran son aptos para el desempeño de esas funciones. Súmese a lo anterior el 14° apartado, que postula que para la elaboración de las leyes se requiere una junta de sabios en el número posible, para que procedan con más acierto. Empero, la elaboración y aprobación de leyes obedece en el mundo real, a otras consideraciones, que van desde los arreglos entre las diversas facciones políticas, hasta los tiempos que destinan los legisladores para su elaboración, pasando por el revanchismo y el oportunismo.
El 12° apartado dice que toda buena ley es superior a todo hombre, por lo que el Congreso deberá dictar las que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, que incrementen el jornal del pobre, que mejore sus costumbres y que aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto. Sin entrar en polémicas, como aquélla ya comentada en diversos círculos políticos y redes sociales, donde numerosos legisladores no pueden nombrar los tres libros que más han influido en sus vidas –incluyendo el comentario de la diputada Maricruz Cruz Morales, quien, casi ofendida ha dicho “o te dedicas a leer o te dedicas a ser dirigente política”, como si una cosa estuviera peleada con la otra-11, es claro que el trabajo de los congresistas no ha derivado en una mejor distribución del ingreso, ni en el combate de la pobreza. Justo hace apenas unos días el Consejo Nacional de Evaluación para la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) dio a conocer que la pobreza en México creció entre 2010 y 2012 al pasar de 52. 8 millones a 53. 3 millones de personas, que representan a casi la mitad de la población del país.12Lo que es más: en números redondos, la entidad federativa donde hay más pobreza es el Estado de México, gobernado entre 2005 y 2011 por el actual Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. En el último año der su gestión y en el primero de su sucesor, Eruviel Ávila, el Estado de México pasó de tener 6 millones 712 mil personas en pobreza en 2010 a 7 millones 328 mil personas en 2012.13Por otro lado, en el tema de “moderar la opulencia”, México está, francamente, reprobado. La fortuna de los 15 mexicanos más ricos del país que registra la revista Forbes, encabezados por el magnate Carlos Slim –uno de los más acaudalados del mundo-, equivale al 90 por ciento de las reservas internacionales de México.14
En el 15° apartado, Sentimientos de la Nación resalta la importancia de eliminar la esclavitud y la distinción de castas, sobre la base de que todos son iguales y sólo distinguirá a uno de otro el vicio y la virtud. En otras palabras, ya Morelos hablaba de la necesidad de proscribir la discriminación, dado que el país que estaba por nacer, no podría salir adelante si sólo se reconocían derechos a algunos de sus habitantes en detrimento de los de los demás. Sin embargo, en el momento actual, la discriminación es una terrible realidad, y según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), en México se discrimina por lo menos a una decena de grupos en razón de su edad –adultos mayores y jóvenes-, su color de piel –afrodescendientes-, su etnia –indígenas-, su género –mujeres-, su estatus migratorio –migrantes y refugiados-, su religión, su mala salud –personas cero positivas-, si poseen capacidades diferentes –discapacitados-, y sus preferencias sexuales –homosexuales, bisexuales y otros.15
Respecto a los adultos mayores, según los datos del censo de población 2010, en México hay 10 millones de personas de 60 o más años de edad, quienes son discriminadas porque se les considera enfermos, ineptos, lentos y poco productivos, lo que lleva a que se les excluya, se les rechace, se les maltrate y se les abandone o se les agreda. La población de adultos mayores en el país tiende a crecer, lo que alerta respecto al incremento de acciones discriminatorias en su contra.16
Los afrodescendientes, junto con los indígenas, son de las comunidades más marginadas en México. De hecho, no existen datos confiables sobre la población afromexicana, lo que lleva a que se les desconozca y, por lo mismo, no sean susceptibles de beneficiarse de los programas sociales y las políticas públicas del gobierno.17El CONAPRED estima que los afromexicanos son alrededor de 450 mil personas, pero esta cifra pude no ser acertada.18
Por cuanto toca a los indígenas, se les discrimina, entre otras razones, por el color de su piel y fisonomía, y existen numerosos estereotipos que los tachan de ignorantes, cochinos, tontos y hasta criminales. De hecho hasta el sistema judicial en el país, se deja llevar por esos estereotipos. Como se recordará, en 2009 fue liberada, luego de diversas gestiones a cargo de grupos defensores de los derechos humanos, Jacinta Francisco Marcial, mujer indígena otomí que permaneció tres años en prisión bajo los cargos de haber secuestrado a seis policías de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI).19En términos socioeconómicos, casi dos terceras partes de las comunidades indígenas carecen de acceso a los sistemas de seguridad social oficiales; el 25 por ciento de la población indígena es analfabeta; el 29. 5 por ciento reside en viviendas sin agua entubada; el 38 por ciento habita en lugares con piso de tierra, y el 44. 4 por ciento carece de drenaje, todo ello muy por debajo de la media nacional.20
Las mujeres, por su parte, enfrentan discriminación en todos los ámbitos de la vida de la sociedad, ya que se asume que solo son responsables de la reproducción y el cuidado del hogar. Pero además enfrentan discriminación laboral, por lo que se violan derechos como el que establece que a trabajo igual corresponde salario igual. Asimismo, son víctimas de la violencia. En el caso de los niños y los adolescentes, la violación de sus derechos es frecuente y son víctima de abusos que incluyen el trabajo infantil y la explotación sexual, entre otros. Otro tanto ocurre con las personas con discapacidad, a quienes se margina por considerarlas inútiles, estorbosas y además son motivo de burlas por parte de otros grupos de la sociedad. En el caso de los homosexuales se les discrimina bajo estereotipos como la inmoralidad, la perversidad, y se les niegan servicios básicos, además de que son motivo de agresiones verbales, físicas y psicológicas, entre otras.
¿Un proyecto de nación?
En Sentimientos de la Nación, entonces, es claro que Morelos se adelantó a su época. Vivió y fue testigo de las desigualdades imperantes en la Nueva España; enfrentó las pugnas por el poder político; presenció la falta de cohesión social y la fuerte división entre los habitantes del país; entendió la fragilidad de la economía y las finanzas del territorio; advirtió la injerencia de los intereses de potencias extranjeras en los asuntos internos. Todos estos problemas requerían un proyecto de nación, para que una vez lograda la independencia, el nuevo país pudiera fortalecerse internamente y cooperara con el mundo sobre la base de relaciones respetuosas y pacíficas.
Con todo y como se ha visto, en el transcurso de los siguientes 200 años Sentimientos de la Nación ha sido largamente ignorado por los gobiernos que ha tenido el país. Se argumenta que Morelos era un idealista, porque no era posible articular un proyecto de nación, sin que existiera verdaderamente la nación mexicana.
La nación se forja a base de experiencias, en muchos casos, traumáticas y dolorosas. En Estados Unidos, por ejemplo, no sería sino hasta la guerra anglo-americana de 1812, que se desarrollaría el sentimiento de nación, puesto que previamente, tras la guerra de independencia de 1775 a 1783, los ex colonos norteamericanos estaban divididos y muchos de ellos todavía mantenían actitudes de lealtad al Reino Unido. Sin embargo, el conflicto de 1812 terminó por unir a los ex colonos para repeler los embates británicos, quienes optaron por firmar la paz con los estadunidenses de cara a un enemigo mayor que enfrentaban en Europa: Napoleón Bonaparte.
En el caso de México son varios los acontecimientos que fueron forjando el sentimiento de nación, comenzando por la guerra de Texas en 1835-1836 que terminó con la pérdida de dicho enclave; la guerra de 1846 a 1848 en la que México hubo de ceder a Estados Unidos alrededor de 2 millones 100 mil kilómetros cuadrados, equivalentes al 55 por ciento del territorio nacional; y, por supuesto, la intervención francesa de 1862 a 1867. Empero, para ese momento y de cara a las pretensiones de Francia de establecer un dominio en México y frenar la expansión de Estados Unidos, hay que reconocer que el sentimiento de nación ya estaba en ciernes y que pese a que diversas circunstancias externas trabajaron en contra del imperio presidido por Maximiliano de Habsburgo, fue un factor determinante para que Napoleón III fracasara en proyecto de dominación.
Con todo, tras la intervención francesa y la victoria de los liberales, México estaba devastado y agotado económicamente. La nación mexicana ya existía, pero el proyecto enarbolado por Morelos no fue retomado por los sucesores de Juárez. Es verdad que Porfirio Díaz impulsó el estudio de la historia nacional y que ello se buscó como un aporte a la unidad nacional. Con todo, su gobierno no avanzó en la equidad ni la moderación de la opulencia, en tanto los sectores económicos estratégicos eran dominados por intereses extranjeros. Ello, aunado a las pugnas entre las grandes potencias, desencadenó la revolución mexicana, la que entre las víctimas fatales del conflicto armado y diversas epidemias cobró la vida de más de un millón de personas.
Para el tiempo en que Sentimientos de la Nación llegó a su primer centenario, ya se había producido la decena trágica y Victoriano Huerta había establecido un régimen dictatorial avalado por el gobierno de Estados Unidos. Ciertamente tras estos dramáticos acontecimientos, Venustiano Carranza impulsó el establecimiento de un nuevo pacto social, la constitución de 1917, la que buscaba concretar como obligatorias, condiciones de paz y equidad en la población, incluyendo importantes disposiciones en materia laboral y en el ejercicio soberano en materia de recursos naturales.Sentimientos de la Nación fue un referente para la nueva carta magna –claro, al igual que la preexistente constitución de 1857. Considerada como un parteaguas para su época en materia de derechos sociales, la constitución de 1917, sin embargo, y pese a las más de 200 reformas que ha experimentado desde su promulgación aquel histórico 5 de febrero, no ha logrado hacer de México un país más próspero, seguro y equitativo.
Parte del problema estriba en que México no cuenta con políticas de Estado, sino de gobierno, y esto lamentablemente aplica en todos los ámbitos de la vida de la nación, trátese de la política interna o externa. Los planes nacionales de desarrollo, fijan metas cortoplacistas, que si bien son loables, no atienden a un proyecto de más largo plazo al que debería darse continuidad, teniendo en mente al México que se desea tener, por ejemplo, en el año 2100 o 2200 e incluso más allá. La falta de un proyecto de nación deriva en la improvisación y en políticas reactivas que no anticipan los acontecimientos. Los planes nacionales de desarrollo, además, se articulan en función a los intereses del grupo en el poder, lo que además revela un divorcio entre la sociedad y los gobernantes, por lo que no está garantizado ni suficientemente explicado para el ciudadano de calle, por qué se incluyó en el plan nacional de desarrollo de Felipe Calderón, por ejemplo, al terrorismo como amenaza a la seguridad nacional, y en cambio se le da un nivel de prioridad más bajo a la moderación de la opulencia, la promoción de la equidad, el fomento de la educación y otras tantas asignaturas que difícilmente son pasadas por alto cuando existe un proyecto de nación.
Donde no hay proyecto de nación, no es posible distinguir entre lo urgente y lo importante, y es lo primero lo que acapara la atención de los gobernantes. Sin proyecto de nación, no es posible dar un mejor uso a los recursos materiales y humanos que posee el país, dado que su administración se da en función de la coyuntura. Ante la ausencia de un proyecto de nación, los errores del pasado tienden a repetirse, a un enorme costo para el país.
La diferencia entre un estadista –de los que ya no queda ninguno en el mundo de hoy- y un político cualquiera –como los que gobiernan a buena parte de las naciones del planeta en estos momentos-, es que el primero mira el futuro, en tanto que el segundo sólo se plantea objetivos de corto plazo y generalmente atendiendo a intereses de grupo, no de quienes lo eligieron. Don José María Morelos y Pavón fue un estadista que se adelantó a su tiempo y que miró al futuro. Si el siervo de la nación viviera, seguramente estaría muy frustrado al presenciar las características del México de hoy, en el 200° aniversario de Sentimientos de la Nación, dado que en dos centurias el país aparentemente ha cambiado mucho pero para que, en esencia, todo siga igual.
Notas:
1 La población de la Nueva España en 1810 era de 6. 1 millones de personas.
2 En Guadalajara, por ejemplo, una epidemia de tifoidea provocó la muerte del 11 por ciento de la población. Dicha epidemia representó más bajas, casi al 2 X 1, de las víctimas de la batalla del Puente Calderón, donde perdieron la vida alrededor de 1 500 personas.
3 David Guerrero Flores y Emma Paula Ruiz Ham (2010), El país en formación. Cronología (1821-1854), México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México/Secretaría de Educación Pública, p. 9.
4 David Guerrero Flores y Emma Paula Ruiz Ham, Op. cit.: pp.10-11.
5 Francisco Javier Luna (2009), José María Morelos y Pavón, México, Editores Mexicanos Unidos, pp. 11-13.
6 La capellanía no la obtendría al descubrirse que era hijo ilegítimo. Véase Pedro Ángel Palou (2008), Charlas de café con José María Morelos, México, Grijalbo, pp. 43-44.
7 Rafael Luna Rosales (2010), José María Morelos y Pavón, México, Grijalbo, pp. 16-21; Pedro Ángel Palou (2008), Op. cit.:49-50.
8 Alejandro Rosas (2006), Mitos de la historia mexicana. De Hidalgo a Zedillo, México, Planeta, p. 30
9 Luis Villoro (2009), “La revolución de independencia” en Historia general de México, México, El Colegio de México, p. 508.
10 María Cristina Rosas (15 de septiembre, 2010), “Los huesos de Morelos”, en etcétera, disponible en https://etcetera-noticias.com/articulo/4984
11 Véase Tres libros que marcaron tu vida, en http://www.youtube.com/watch?v=XtujMi9XPdY
12 El Financiero (30 de julio de 2013), “Aumentó en 500 000 personas número de pobres en México”, disponible enhttp://www.elfinanciero.com.mx/secciones/politicasociedad/25641-aumento-en-500000-personas-numero-de-pobres-en-mexico.html
13 El Economista (30 de julio de 2013), “Aumenta número de pobres en México: Coneval”, disponible enhttp://eleconomista.com.mx/sociedad/2013/07/29/aumenta-numero-pobres-mexico-coneval
14 CNN Expansión (11 de marzo de 2013), “15 multimillonarios… ¿y todos los demás?”, disponible enhttp://www.cnnexpansion.com/economia/2013/03/10/forbes-carlos-slim-millonarios
15 Sin Embargo (28 de abril de 2013), “Discriminados en México: 11 grupos que sufren por el color de su piel, su edad, sus capacidades o su sexualidad”, disponible en http://www.sinembargo.mx/28-04-2013/599520
16 Ibid.
17 La Jornada (11 de agosto de 2011), “El Estado no reconoce a los afromexicanos; con los indígenas, son los más discriminados”, disponible enhttp://www.jornada.unam.mx/2011/08/08/cultura/a11n1cul
18 CNN México (24 de marzo de 2011), “Indígenas y afrodescendientes, los más discriminados en México”, disponible enhttp://mexico.cnn.com/nacional/2011/03/24/indigenas-y-afrodescendientes-los-mas-discriminados-en-mexico
19 CNN México (16 de septiembre de 2009), “Jacinta Francisco es liberada”, disponible enhttp://www.cnnexpansion.com/actualidad/2009/09/16/jacinta-francisco-es-liberada
20 Gabriela Ponce Sernicharo y René Flores Arenales (julio de 2010), Panorama de la condición indígena en México, México, Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, p. 2.