Ataque terrorista en Indonesia vs 3 iglesias y otro en Afganistán; más de 20 muertos

3 atentados vs iglesias en Indonesia y 1 en Afganistán: más de 20 muertos

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Seis miembros de una familia (los padres, dos hijos varones y dos niñas) cometieron la víspera tres atentados suicidas contra sendas iglesias en Indonesia, con un saldo de 13 muertos y decenas de heridos. Por otra parte, diez personas fallecieron y otras 42 resultaron heridas en un ataque contra un edificio de aduanas en Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar, en Afganistán.

La madre, el padre, dos hijos (de 16 y 18 años) y dos niñas (de nueve y 12) fueron los responsables de los atentados en tres locaciones de Surabaya, importante puerto situado en la costa norte de la isla de Java, sobre la boca del río Mas, a un lado del estrecho de Madura; los ataques fueron reivindicados por el Estado Islámico (EI), anunció el jefe de la policía nacional, Tito Karnavian.

La familia estaba vinculada al movimiento radical Jemaat Ansharud Daulah (JAD), un grupo afín al EI; según los medios locales, el matrimonio y sus hijos pasaron por Siria, de donde han viajado cientos de indonesios en los últimos años para combatir con los yihadistas.

El primer ataque se dirigió contra la Iglesia católica de Santa María y se produjo cuando la gente esperaba el inicio de la misa, informó Frans Barung Mangara, portavoz policial. Entre los muertos se encontraría uno de los atacantes suicidas. Le siguió otro atentado en la Iglesia pentecostal Gereja Pantekosta Pusat Surabaya (GPPS) y el último en la protestante Diponegoro Gereja Kristen Indonesia (GKI).

Los ataques suicidas fueron cometidos casi simultáneamente; el padre llevaba la mayor carga de explosivos en un coche bomba que hizo estallar en la iglesia pentecostal; los dos hijos varones utilizaron una motocicleta para atentar contra un vecino templo católico; y la madre y sus dos hijas cometieron el ataque en otra iglesia protestante cercana.

El presidente de Indonesia, Joko Widodo, transmitió sus condolencias a las familias de las víctimas en una intervención televisada desde el exterior de la Iglesia pentecostal; afirmó que “el terrorismo es un crimen contra la humanidad y no tiene relación con ninguna religión”.

La Unión Europea (UE) afirmó que los atentados se oponen a la diversidad: “Ataques a comunidades en oración son contrarios a la cultura tradicional de Indonesia de diversidad religiosa y armonía interreligiosa”.

Semejante crisol cultural “es una fuente de inspiración para muchos en todo el mundo, especialmente en tiempos, como los actuales, de tensión”, declaró la portavoz de la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini. El papa Francisco pidió por su parte que los “sentimientos de odio y de violencia” se transformen en “reconciliación y fraternidad”. Solicitó a la comunidad para que “invoquemos, juntos, al Dios de la paz”.

La agencia de inteligencia indonesia había apuntado antes al grupo JAD como responsable de los ataques; su líder, Aman Abdurrahman, es juzgado en Indonesia por un atentado de 2016. Según un portavoz de inteligencia, el grupo había planeado otros ataques contra “objetivos policiales el 11 de mayo, pero como la policía estaba preparada, eligieron objetivos alternativos”, señaló Wawan Purwanto, director de la Agencia de Inteligencia, a la emisora Metro TV.

Los atentados se llevaron a cabo días antes del comienzo del Ramadán; los medios difundieron imágenes en las que se veía un cadáver delante de una de las puertas de la Iglesia católica de Santa María, y agentes de la policía examinaban el lugar, lleno de escombros.

“Estaba aterrorizado; mucha gente gritaba”, contó Roman, de 23 años, quien presenció la explosión. Además, la policía informó que desarmó otras dos bombas encontradas en la Iglesia pentecostal. Surabaya es la capital de la provincia de Java Oriental y cuenta con tres millones 520 mil 874 habitantes, siendo la segunda ciudad más poblada del país.

Hace unos días, prisioneros extremistas islámicos mataron a cinco miembros de una fuerza de élite antiterrorista durante un enfrentamiento de 36 horas en una cárcel de alta seguridad en las afueras de la capital, Yakarta. Indonesia es predominantemente musulmana, pero en el país también viven comunidades considerables de hindúes, cristianos y budistas.

Las fuerzas de seguridad de Indonesia, un país de tradición musulmana pero habituado a la convivencia con otros credos, han advertido ciertos signos de radicalización en los últimos años, y ya habían alertado en 2017 que hay “células de ISIS durmientes en casi todas las provincias”, a raíz de que el sureste asiático decretara un nivel máximo de alerta terrorista debido a la toma de Marawi (al sur de Filipinas) por grupos afines al Estado Islámico.

Dicha alerta, de acuerdo con el pronóstico de expertos, aumentaría a medida que combatientes del sureste asiático regresaran a la zona, ante las derrotas del ISIS en Siria e Irak. El Instituto Lowy calcula que para Indonesia se trata de alrededor de 900 inmigrantes.

La toma de Marawi —liberada por el Ejército filipino el pasado octubre— puso además de manifiesto la coordinación entre los yihadistas de Medio Oriente con las células del sureste asiático. De toda la región, Indonesia cuenta con el mayor número de grupos afines al ISIS: al menos 22, según el Centro Internacional para la Investigación sobre Terrorismo.

Indonesia, donde el 88% de sus más de 260 millones de habitantes practica el islam, ha sido víctima de varios ataques yihadistas, entre ellos el perpetrado en 2002 en la isla de Bali contra turistas, que con 202 muertos es el atentado más mortífero que ha sufrido el país. Al Qaeda fue el responsable. Este no es el primer ataque contra minorías religiosas en el archipiélago indonesio; en 2000 una serie de atentados con bombas, durante la Nochebuena cristiana, mataron a 18 personas e hirió a un centenar, en varias ciudades.

Por otra parte, diez personas fallecieron este domingo y otras 42 resultaron heridas en un ataque contra un edificio del departamento de aduanas en Jalalabad, capital de la provincia afgana de Nangarhar. En el atentado, cuya autoría ha sido asumida por el Estado Islámico a través de su página web de propaganda Amaq, también fallecieron los ocho asaltantes.

Attaullah Khogianai, portavoz del gobernador de la provincia de Nangarhar, confirmó que el asalto comenzó a las 12:50 hora local, cuando dos suicidas hicieron explotar el coche bomba en el que viajaban cerca del edificio, al que otros seis atacantes entraron posteriormente. El asalto duró unas cinco horas, mientras las fuerzas de seguridad rescataban a 42 funcionarios.

En las últimas semanas, varios ataques han matado a decenas de personas en el país. En menos de un mes, 86 ciudadanos han muerto y 185 han resultado heridos en diferentes atentados a centros de registro de votantes desde que comenzó el proceso de inscripción el 14 de abril para las elecciones parlamentarias, según la Misión de la ONU para Afganistán.

Jalalabad es la capital de la provincia de Nangarhar, situada a 150 kilómetros al este de Kabul y a 121 de Peshawar, Pakistán; es una de las zonas más inseguras del país, donde operan los talibanes y el ISIS.

(Con información de El País y El Universal)

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