jueves 14 noviembre 2024

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por etcétera

Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil se enteró leyendo su periódico El País de que el cura y defensor de los derechos humanos Alejandro Solalinde le habla al oído al futuro, y presente, presidente Liópez. En una entrevista de Jacobo García con el cura, Solalinde se deschonga y deschinga, ups: “Soy misionero y me gusta seguir siendo libre. Tengo una presencia importante en el gobierno de L(i)ópez Obrador que no he buscado, pero se ha dado de forma natural y por la que no percibo un centavo. Pienso que en el gobierno pierdo libertad de hacerlo. Es también una forma de que L(i)ópez Obrador y la jerarquía católica puedan relacionarse libremente sin que yo sea un obstáculo”.

Gilga no recuerda una declaración de este tamaño ni siquiera en el sexenio de Fox y Martita, mochos de mucha y macha. El cura confiesa que es muy influyente en el entre comillas gobierno del presidente Liópez. ¡El consejero áulico del futuro presidente de México es un sacerdote! Oh, no. Dice Jacobo García: “El nuevo poder en la sombra se ejerce desde un convento en la colonia San Rafael de la capital mexicana”.

Según Solalinde, se fraguaba una gran revuelta violenta en México si el candidato Liópez no ganaba la elección: “Todos pensábamos que iba a ser el detonante de un estallido social (…) pero por sorpresa no fue así. Porque estábamos en el límite. Mi percepción es que había muchas cosas preparadas para un enfrentamiento armado. Nunca lo había dicho, pero se estaba preparando algo serio, pero oh, sorpresa, el pueblo se volcó a las urnas para decir ‘quiero un cambio’ y L(i)ópez Obrador va a ser un pastor que va a dar la vida por sus ovejas”.

La misa

Gil se frotó los ojos una y otra vez. ¿Esto es un templo o un país con sus instituciones? ¿Una democracia, con todos los defectos que usted quiera y mande, o una misa católica? ¿De verdad, sacerdote Solalinde, un pastor y unas ovejas? Según la interpretación del cura, no hay ciudadanos, sino ovejas, y no hay un presidente elegido sino un pastor. En un país más serio, con unos ganadores más serios, Morena habría corregido ya a Solalinde. En fon. ¿Alguien dijo laicismo? Oigan esto: “vivir en una sociedad laica significa que a nadie se le puede impedir practicar una religión. Las jerarquías eclesiásticas —ninguna, nunca— no tienen derecho a convertirse en una especie de tribunal de última instancia que decida qué es moral e inmoral en la sociedad”. Así lo puso Savater y así lo pone Gilga mientras lee a este sacerdote que dice esto: “No le puedo decir a quiénes, pero esta semana pasada llamé a tres secretarios a las siete de la mañana. A dos para que rectificaran y a otro para que matizara”. ¿De verdad? No manchen. El cura dice ¿qué sí y qué no? Por cierto, los secretarios todavía no son secretarios, pero nada le hace. Comuníqueme con el futuro secretario Sutano, o Sutana: Oye, te pasaste de la raya, cállate ya, o voy a tomar cartas en el asunto. Un cura, asesor y consejero del futuro presidente, lo que le faltaba a Gilga. ¿Nada que decir al respecto? ¿Se volvió loco Solalinde?

Más información: http://bit.ly/2Ou9BOc

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