Recomendamos: Un día después del asesinato del periodista Javier Valdez, sus colegas fueron ‘hackeados’

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CIUDAD DE MÉXICO — Los mensajes llegaron en un momento de crisis conocido para la frágil comunidad periodística de México: otro reportero había sido asesinado mientras cumplía con su trabajo.

Un día después de que el destacado periodista de investigación Javier Valdez fuera asesinado a balazos, llegó información inesperada: sus colegas recibieron mensajes de texto que afirmaban que los homicidas estaban detenidos.

Los compañeros de Valdez reaccionaron con sospecha. En México, más del 90 por ciento de los homicidios quedan sin resolver, ¿cómo es que las autoridades habían solucionado este caso tan pronto?

Los periodistas pensaron que lo más probable era que los mensajes fueran un intento de infiltrarse en sus móviles; parte de un patrón de intentos de hackeo con una sofisticada tecnología de espionaje que fue comprada por el gobierno mexicano.

Tenían razón.

Los mensajes estaban infectados con el programa espía Pegasus, que el gobierno mexicano le compró a un vendedor de armas cibernéticas israelí llamado NSO Group, de acuerdo con un análisis forense del Citizen Lab, parte de la Facultad Munk de Asuntos Globales de la Universidad de Toronto.

Un solo clic al enlace que venía en los mensajes habría infectado los celulares con un programa lo suficientemente poderoso para poder leer sus mensajes encriptados, revisar sus correos electrónicos y activar la cámara y el micrófono de manera remota.

Alguien estaba tratando de espiar a los amigos y colegas más cercanos de Valdez apenas un día después de su homicidio, en mayo de 2017. El principal sospechoso, según las víctimas del intento de ciberataque, es el gobierno mexicano.

“Creo que querían buscar entre nuestras conversaciones y mensajes pistas sobre el asesinato de Javier, pero estamos totalmente en contra”, dijo Ismael Bojórquez, cofundador y director de noticias de Ríodoce, el medio donde trabajaba Valdez. “Nada obtenido ilegalmente debería usarse en una investigación y particularmente nada que venga de quienes están involucrados profesional y emocionalmente con la víctima”.

Más información: https://nyti.ms/2r9PFpm

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