Los análisis financieros y de agencias calificadoras vieron insuficiente el salvavidas para Pemex. Los mercados tampoco se convencieron de las nuevas medidas para la petrolera. El salvamento de Pemex se presentó, y aun así, el peso mexicano tuvo su peor pérdida semanal en más de dos meses. Cotizó en 19.47 pesos por dólar al final de la semana pasada. A los bonos de Pemex también les fue mal. Los bonos de la petrolera con vencimiento en 2017 tuvieron que aumentar su premio para los inversionistas en 14 puntos base para llegar a 6.92% (Banco Base). Ni el monto de la capitalización ni la orientación gustaron a los mercados. Se les vio insuficientes. JP Morgan lo calificó de decepcionante. Y la agencia calificadora Fitch Ratings, que ha bajado a Pemex en dos peldaños su grado de inversión, fue tajante: la calificación de la deuda se quedará baja.
SE QUERÍA LA VISIÓN HACENDARIA
El problema fue claro. El salvamento anunciado muestra una indefinición sobre Pemex. Por un lado, vemos la visión que Hacienda (Carlos Urzúa y Arturo Herrera), presentó a inversionistas. La visión hacendaria muestra a Pemex como empresa, así de sencillo. Una empresa que busque valor y que ayude a fortalecer el grado de inversión de la deuda soberana. Hacienda quiere una empresa con gobierno corporativo, con decisiones transparentes, con flexibilidad para ir a Producción y Exploración, con asociaciones privadas, con menor pago de impuestos y capitalización. Sin embargo, la realidad fue otra. Se presentaron medidas tibias en capitalización, deducibilidad y pasivo laboral, que ni quitan la iniciativa de Morena en el Congreso de regresar a Pemex al director único, ni regresan a las asociaciones privadas, ni traen medidas de capitalización suficientes.
SE MANTUVO LA VISIÓN “NACIONALISTA”
Y es que existe otra corriente dentro del lopezobradorismo, en donde encontramos a Rocío Nahle, secretaria de Energía, y al propio director de Pemex, Octavio Romero. Ellos hablan de regresar al Pemex que no necesita del sector privado, que no tiene que importar tanto, al Pemex del nacionalismo. Sólo que les falta algo: un Cantarell, el megapozo que va declinando, y una economía cerrada, que ya no queremos regresar a ella. Esta visión quiere un Pemex que ya no está. Hoy Pemex no cuenta con un mega-pozo como Cantarell, no tiene tecnología de punta para ir sólo a aguas profundas, está sobre-endeudado con 106 mmdd, sigue teniendo un sindicato poco productivo, apenas tiene un gobierno corporativo, con consejeros independientes, en pañales. Hoy, Pemex tiene su menor nivel de producción en su historia, con 1.8 millones de barriles diarios.
BANAMEX Y BANCOMER: NO HAY DEFINICIONES ESTRUCTURALES
Banamex fue claro: “No vemos en estos anuncios un plan de mediano o largo plazos que pueda mejorar los problemas estructurales de la empresa, como mejorar sus procesos operativos y gerenciales, limitaciones tecnológicas y financieras, para extraer los recursos prospectivos en aguas profundas no convencionales, así como su preferencia por realizar la exploración y producción por sí mismos y no en asociación con el sector privado”. Para los analistas, el salvamento sólo ganó tiempo, pero no resuelve los problemas estructurales de la petrolera, tal y como dice el análisis del BBVA Bancomer, que es contundente en su conclusión: No hay medidas para frenar los problemas estructurales de Pemex, que son el alto endeudamiento y el declive productivo.
APOYO EN DIRECCIÓN CORRECTA, PERO LIMITADO
El apoyo anunciado por el mismo Presidente fue en el camino correcto, pero poco profundo. La inyección de capital fue de 25 mmdp (alrededor de 5.2 mmdd). El apoyo para pagar el pasivo laboral, de 35 mmdp. La reducción de la carga fiscal, ya no será de 11 mil millones, sino de 15 mmdp en 2019 e irá aumentando. Y tendrá ingresos adicionales por combatir el robo de combustible (huachicol) por 32 mmdp. Sin embargo, para todos los analistas, las medidas fueron insuficientes. Una aspirina frente a una pulmonía. Sienten que la indefinición se mantiene entre dos posturas del gobierno enfrentadas.
GARCÍA ALCOCER, LO HABÍA DICHO DESDE 2015
El viernes, el presidente López Obrador dijo que como el presidente de la Comisión Reguladora de Energía, había cuestionado el perfil que había enviado para comisionados de la CRE, entonces él también podría cuestionarlo por conflicto de interés. Sin embargo, Guillermo García Alcocer, desde el 2015, cuando tomó posesión del cargo, publicó (como pocos) su posible conflicto de interés: un cuñado y un primo que trabajan en empresas energéticas, y por lo cual se ha excusado de decisiones o trámites respecto de ellas. García Alcocer ha sido un funcionario con logros en apertura eléctrica, gasolineras, y ha colaborado con el gobierno lopezobradorista con sus aplicaciones de Gasoapp y AmiGas. Ha ejercido su autonomía, pero también ha colaborado con el actual gobierno, y frente a la posibilidad de un conflicto de interés, hubo transparencia, lo dio a conocer desde 2015.
Este artículo fue publicado en Excélsior el 18 de febrero de 2019, agradecemos a José Yuste su autorización para publicarlo en nuestra página.