Recomendamos: Autonomías y contrapesos, por Ivonne Melgar

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El tiro está cantado. El presidente Andrés Manuel López Obrador desconfía de los organismos autónomos. No le gustan esas siglas que surgieron bajo la idea de hacerle contrapeso al Poder Ejecutivo: INE, INAI, INEE, IFT. Los considera parte de “un gobierno paralelo” que saqueó al país durante lo que él denomina la época neoliberal.

Es una descalificación que tiene eco en el Congreso: “La autonomía de la UNAM, CNDH, INE y Pueblos Indios fortalece a la sociedad. La autonomía de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), CNH, Cofece y otras es para fortalecer a los consorcios privados frente a las empresas públicas”, clasificó el 13 de febrero el presidente del Senado, Martí Batres, en su cuenta de Twitter.

Apenas ayer, en la revista Proceso, el diputado Pablo Gómez publicó que la creación de organismos autónomos llegó a su agotamiento y que los existentes se integran por personas recomendadas por un partido o un funcionario.

Es desde este cuestionamiento presidencial que debe entenderse la defensa de los legisladores de Morena del perfil de los candidatos propuestos por López Obrador para ocupar las cuatro vacantes de la CRE.

Mientras la oposición en el Senado valora que los postulantes carecen de la experiencia y del conocimiento para ser comisionados de la CRE, el gobierno y su partido alegan que de eso se trata el cambio de régimen, de relevar los perfiles que peyorativamente señalan como tecnocráticos.

En esta puja, las bancadas del PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano votaron este jueves en contra de la idoneidad de los 11 aspirantes.

Así que el jefe de los morenistas en el Senado, Ricardo Monreal, se encuentra en problemas para conseguir la mayoría calificada que requiere la designación de los comisionados de la CRE.

Porque el emergente bloque legislativo del panista Mauricio Kuri, el priista Miguel Osorio, el perredista Miguel Mancera y el emecista Dante Delgado podría activarse para devolverle al presidente López Obrador las cuatro ternas de ese órgano regulador, con la solicitud de que envíe nuevos nombres.

De modo que, a menos de que uno de esos grupos parlamentarios se raje, la CRE seguirá siendo materia del estire y afloje entre el Presidente de la República y el Senado.

En cuanto al relevo pendiente para el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), los senadores de oposición buscan apuntalar a alguna de las candidatas, con el propósito de garantizar la paridad.

Pero el objetivo de fondo es cerrarle el paso a Ernesto Villanueva, a quien se le considera una propuesta gubernamental, de la secretaria de la Función Pública, Eréndira Sandoval.

Otro organismo que será materia de litigio es el Instituto Nacional para la  Evaluación de la Educación (INEE), cuyo entierro está previsto en la iniciativa presidencial de contrarreforma que ya se analiza en la Cámara de Diputados, donde Morena cuenta con los votos requeridos para cambios constitucionales.

Sin embargo, ese dictamen podría tropezarse en el Senado con el veto de la oposición, interesada en defender el punto de la evaluación y el carácter autónomo de quien la aplica.

¿Podrán los legisladores de oposición resguardar la autonomía y la existencia de estos organismos? ¿O paulatinamente el gobierno los irá colonizando con los futuros comisionados y consejeros?

Esas dudas son aplicables para el Poder Judicial y el relevo de sus ministros y magistrados, una tarea en la que el Senado también cuenta, dado nuestro sistema de contrapesos.

Sin embargo, en el nombramiento de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia la oposición no quiere ejercer el veto hacia las ternas del presidente López Obrador, aun cuando se trata de perfiles de dudosa autonomía.

Así que el martes iniciarán las comparecencias de Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y Celia Maya, cuestionadas por conflictos de interés: la primera por ser la esposa del constructor José María Riobóo, a quien se le tilda de cercano al Presidente, y las otras dos candidatas por su militancia morenista. Si bien la bancada del PAN plantea que el carácter “carnal” de la terna la hace intransitable, los priistas están dispuestos a inclinar la balanza.

El pronóstico favorece a Yasmín Esquivel, quien de manera personal cabildea el apoyo de los senadores, con el reclamo de que se le reconozca su trayectoria al margen del vínculo conyugal.

De manera que marzo será determinante para preservar o no las autonomías y los contrapesos que en febrero fueron cotidianamente vulnerados desde Palacio Nacional.

Más información en: Excélsior

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