Va de nuevo: las encuestas de hoy no son necesariamente el resultado de mañana. Esto no pretende desacreditar los actuales escenarios, más bien debe ayudar a entenderlos.
La presidencia, a pesar de lo que hoy estamos viendo, no está definida. Está claro que la ventaja que lleva en las encuestas López Obrador no sólo es evidente, también es consistente. Sin embargo, se pueden presentar muchos imponderables que le den un giro al actual estado de las cosas, no sabemos el día de la votación cuál será la percepción y el ánimo que terminemos por tener sobre el tabasqueño.
Si bien todavía falta tiempo para el 1 de julio, los escenarios le siguen siendo favorables a López Obrador. Puede terminar ganando por sus aciertos, el hartazgo social y el descrédito del PRI y el gobierno, y también porque sus adversarios no han encontrado la fórmula para atacarlo y para lograr frenarlo.
En 2006 y 2012 se presentaron diversas circunstancias que impidieron su triunfo, sobre todo en 2006, cuando en medio de un sinfín de irregularidades ganó Felipe Calderón. En la elección de Jefe de Gobierno del entonces DF tenía también una gran ventaja, al final Santiago Creel le pisó materialmente los talones; se decía que si el proceso hubiera durado una semana más, el tabasqueño hubiera sido derrotado.
Con tanto tiempo a la vista de todos y todas en el país, López Obrador es un personaje del que sabemos todo, o casi todo. Lo hemos visto desarrollarse y crecer entre nosotros. Lo conocemos, sabemos de sus virtudes y defectos. No somos de la idea que haya cambiado; ha evolucionado, pero en esencia es el mismo que conocemos desde hace muchos años.
Los temores que provoca son similares a los de anteriores ocasiones. La diferencia está en que ahora se ha ido vendiendo y moviendo mejor, aunque a veces le salga su otro yo, y sobre todo porque ha sabido explotar de manera oportuna, que no oportunista, los escenarios en que están el país y los humores sociales.
¿Esto le da para ganar? No todavía, pero sí lo acerca como nunca antes, está en el proceso de “cerca… lejos”. Si logra administrar a partir de ahora su ventaja, estará por mucho en el cerca más que en el lejos; sin embargo, está visto que esto no es su fuerte.
Ahora se está cuidando más, va con cautela en la medida de sus posibilidades. A estas alturas y en función de los escenarios económicos, políticos, sociales y hasta sicológicos en el país, está fundamentalmente en él mismo el ganar o perder, por más que le vayan a echar la maquinaria electoral encima.
Como le hemos venido alertando, López Obrador desde hace rato está bajo el efecto teflón. Sin embargo, en los últimos días no la ha pasado bien y Ricardo Anaya ya aparece, lejos, pero aparece.
El líder de Morena se sabe con ventaja y quizá por ello mantiene críticas y desplantes, que se distinguen por no escuchar y una escasa reflexión.
Está en él ganar o perder… está en el “cerca…lejos…”.
RESQUICIOS.
Así nos lo dijeron ayer:
José Reveles, periodista de narcotráfico.cdmx.
Los grupos delincuenciales están ejerciendo su dominio de forma expansiva, es por ello que se pelean tan brutalmente los territorios. El gobierno de la CDMX asegura que hay narcomenudeo pero que no hay cárteles.
Casos como la balacera de Iztapalapa es muy grave, se supone que la capital es una de las ciudades más vigiladas del país. Los cárteles están dominando algunas zonas de la ciudad, pasa en colonias como la Condesa y, si pasa en una zona como ésta, es previsible que suceda en colonias menos vigiladas.
En Tláhuac se ha bajado el volumen, pero el problema sigue exactamente igual. Los señalamientos en contra del delegado son los mismos, pero no ha pasado nada.
Mientras no haya castigo no va a cambiar nada. Estamos ante una situación muy difícil porque en la mayoría de los casos los delincuentes actúan bajo el alcohol o drogados; así es como toman sus decisiones, cómo determinan a quién atacar y cómo salen a las calles.
Este artículo fue publicado en La Razón el 4 de mayo de 2018, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.
