
Las caricaturas me hacen llorar: One Piece
Tenía doce años. En mi colonia “Patrimonio Familiar”, cerca del Monumento a la Raza, una mañana del verano de 1968, todo era una corredera. Doña Margarita, la dueña de la tienda de la esquina, contaba a todos los que querían escuchar, incluso un escuincle chismoso como yo, que le habían



