José Carreño Carlón

José Carreño Carlón

Director de la División de Estudios Profesionales de la Universidad Iberoamericana y titular de la Cátedra Unesco/UIA.

Author: José Carreño Carlón

De la impunidad feudal al escarnio y la prisión

Independencia no es transparencia. Ahora es Nayarit. Pero lo nuevo no es la corrupción en los estados, sino la ola de gobernadores que pasan de la impunidad feudal al escarnio y la prisión. Aquí, la historia en breve. La alternancia de partidos en el Ejecutivo federal a partir de 2000

Leer más »

Quién es el Titanic, quién el iceberg y qué nos importa

Guerra de narrativas. A 48 horas de la investidura de Donald Trump, entre fricciones y provocaciones que involucran ya a dos potencias nucleares en el mar de China, ante la inminencia de guerras comerciales con socios y no socios y la expectativa de una feroz embestida antimigrantes —y en medio

Leer más »

También Verdi contra Trump; Plácido en CU

Del Jordán al Potomac. Es “justo lo que la gente necesita escuchar precisamente ahora”, escribió el crítico de ópera del NY Times, Zachary Woolfe, al reseñar el momento climático de la ópera Nabucco, que colmó la semana pasada el Metropolitan Opera House de Nueva York. Se refería al pasaje coral

Leer más »

De inocentes y conjurados

Benevolente incertidumbre. Estamos llegando al colmo de sobrevalorar la incertidumbre. La invocamos como una especie de tregua suspensiva de la llegada de lo peor: como la postergación de las certezas funestas que nos anticipa cada anuncio de la composición del inminente gobierno de Trump. Encontramos consuelo en la idea de

Leer más »

Cine de terror y diplomacia Slim en la era de Trump

Hacia el año I. No parecería remoto que los tiempos de la economía global y la política internacional se cuenten en adelante haciendo referencia a un Antes de Trump (AT) y a un Después de Trump (DT). De hecho, las primeras planas de los diarios y las entradas de los

Leer más »

Fidel y Trump: de regreso al siglo XX

Fidel en la morgue. Se llama o se llamaba morgue al archivo —antes físico, hoy electrónico— en que los medios almacenan obituarios precocinados de personajes de la vida pública que se acercan al final. Seguro desde hace décadas estaban por allí los fólderes de Fidel Castro. Y, probablemente, desde su quebranto de salud hace 10 años y su relevo del poder, los redactores de esos servicios forenses del periodismo llevaron al congelador —en espera del último suspiro— el expediente de su existencia informativa. Fidel desaparecía de la agenda noticiosa igual que, en los años noventa del siglo pasado, habían sido borrados del mapa mediático los jerarcas de los regímenes del socialismo real. Se dijo entonces que el final del siglo XX se había anticipado con la disolución del bloque soviético, tras la caída del Muro de Berlín, en 1989. Pero esta semana he oído repetir en la FIL Guadalajara que en Latinoamérica la conclusión del siglo XX se habría demorado hasta el viernes anterior, ya entrado el siglo XXI, con la muerte del portador de la utopía socialista en este hemisferio, devenida tiranía sin libertades ni bienestar; del impulsor del ciclo guerrillero que finalmente termina, del inspirador de dictadores y caudillos populistas en la región. Más allá de esas licencias cronológicas, el interés concentrado en Fidel hasta la renuncia a sus cargos se empezó a desplazar a los movimientos de su hermano Raúl, específicamente a su acercamiento al gobierno estadounidense del presidente Obama y a los pasos tendientes a flexibilizar la organización política y económica de la isla, construida en buena parte conforme al modelo soviético en ruinas. Qué tiene Fidel. Desde entonces, acaso se recogían en espacios subalternos las reservas que desde su retiro lanzaba el dirigente histórico de la Revolución ante los acercamientos cubano­estadounidenses. Y la verdad es que, sin la entrada en escena de Donald Trump y su ominoso arribo —en cuarenta días— a la Casa Blanca, hubiera bastado sacar de la gaveta de aquella morgue el legajo cerrado de la vida de Fidel Castro, para cubrir su muerte de acuerdo a las rutinas informativas de los medios. Pero quién sabe ‘qué tiene Fidel’, como coreábamos en los años sesentas, que ahora su legado de intransigencia frente a los amagos y las bravuconadas del imperio puede trascender esa muerte no sólo en los humores de la isla, sino también en el resto de Latinoamérica, ante la orientación y los estilos del poder que se instalarán el mes próximo en Washington. Y es que los entendimientos de Raúl Castro se alcanzaron con un presidente Obama resuelto a cerrar heridas lo mismo en el Lejano Oriente, a setenta años de las bombas atómicas estadounidenses sobre Hiroshima y Nagasaki, que en el Golfo Pérsico, con los acuerdos con Irán, que en el Caribe, tras más de medio siglo de hostilidad y bloqueo contra Cuba. Y es el caso que la continuidad de estas políticas está en la mira de un nuevo gobierno que se dice pronto a romper sus compromisos con el mundo en todos los órdenes, aún los más consolidados, como los pactos militares con Europa y Asia y los comerciales con México y Canadá.

Leer más »

Trump en México: izquierdas, derechas y caza de brujas

¿Espejo neoconservador? Una semana después del que pudiera ser el hecho global de más graves efectos en la vida de varias generaciones de México (y del mundo), una buena parte de los definidores de la agenda pública nacional (declarantes y comentaristas) sigue procesando la elección de Trump en Estados Unidos con las mismas rutinas y la misma pobreza con que suelen parlotear ante cualquier gesto intrascendente de algún actor público local. Entre las muestras más pueriles de lo anterior están los espacios dedicados a especular sobre si las urnas de la Unión Americana fortalecen o debilitan a uno u otro miembro del gabinete mexicano en el ánimo presidencial o a uno u otro prospecto de los partidos para la sucesión de 2018. Pero no es más rica la contribución al debate de las voces ideologizadas. En la derecha cerril se tiende a celebrar el triunfo de Trump porque éste incorporó en su entorno a exponentes del pensamiento neoconservador, que en la campaña se vieron distantes. Se frota las manos —esta derecha— con la idea de un festinado efecto ‘espejo’ entendido como disparador automático de una regresión en México de las libertades de las personas en el plano de las vidas privadas, así como del laicismo y el predominio de las visiones científicas sobre las religiosas en la educación, a partir de la predecible recomposición de la Suprema Corte del norte, hacia la derecha radical, que se propone el presidente electo. ¿Izquierda ‘trumpiana’? A su vez, una izquierda antidiluviana, funcional al espejo neoconservador —ya que considera la lucha por los derechos de las mujeres a decidir sobre la suspensión del embarazo y por las libertades de los homosexuales, como distractores de las causas supremas de la lucha por el poder— tiende ahora a celebrar los votos pro Trump como una rebelión de los pobres contra el satánico libre comercio y la maldita globalización. En efecto, algunos ideólogos de una izquierda que se quedó colgada en los 70 del siglo pasado, encuentran en el electorado de Trump una legítima protesta contra el sentimiento de pérdida de estatus económico y social de una importante capa de la población, en coincidencia con la prédica del magnate que atribuye esas pérdidas al libre comercio con México, cuyo tratado se propone ajustar o eliminar. Esta izquierda llega incluso a equiparar mecánicamente a los perdedores de la globalización en Estados Unidos, que le habrían dado el triunfo a Trump, con los perdedores de ese fenómeno en México, que le darían el triunfo a alguno de sus émulos de acá. Ambos, invocando un verdugo común a combatir: el libre comercio. Así, éste y los migrantes pasaron en la retórica ‘trumpiana’ a ser las brujas a cazar y a quemar en medio del júbilo de sus seguidores, tan primitivos como sus antepasados de Salem, a juzgar por sus actitudes y conductas de odio contra minorías. En efecto, del malestar por su situación económica, la prédica de Trump los llevó al odio a México y a hispanos, musulmanes y otros grupos, acaso culpables, en aquella mitología, de haber realizado brujerías contra la ‘grandeza de América’. Nacional populismo.

Leer más »

‘Ya no es ese México, güey’, y otras medallas olímpicas

¿Aguantar? Bien por la medalla que espera este jueves al boxeador chihuahuense Misael Rodríguez. Pero los mexicanos pudieran estar en vías de lograr hazañas también de calidad olímpica en la remoción de estereotipos e intereses que pesan sobre este país urgido hoy de recobrar la autoestima perdida. Ya

Leer más »

Internet, un ágora sin paredes (Entrevista con Román Gubern)

Esta entrevista de Laura Islas y Luis Miguel Carriedo fue publicada originalmente en la edición 87 (enero de 2008) de la revista impresa, lo abrimos de manera temporal para su consulta Charlar con un intelectual como éste, es algo así como platicar con una enciclopedia que razona y entabla polémica.

Leer más »

Prepararnos para lo malo, lo peor y lo pésimo

Superlativos. Lo que se dijeron Hillary Clinton y Donald Trump en un año —y lo que se siguen diciendo a 95 días de las urnas— parecería colocarlos, en las percepciones públicas, entre los superlativos de lo malo: lo peor frente a lo pésimo. Para México, lo malo ya ocurrió, y

Leer más »
Scroll al inicio