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En vida, Pedro Almodóvar pertenece al panteón de directores consagrados de la historia del cine. En su filmografía ha explorado formas, depurado un estilo visual y desarrollado una habilidad narrativa excepcional. Sus temas y argumentos han sido culturalmente significativos. Días antes de cumplir 71 años, en el pasado Festival de Venecia, presentó un cortometraje de 30 minutos: La voz humana (The Human Voice, 2020). La película está libremente inspirada en la obra teatral La voix humaine (1930) de Jean Cocteau. En la versión de Almodóvar está su sello: dramatismo extremo, peculiaridad del protagonista y el apartamento que, con arte que cuelga de las paredes, colores y objetos llamativos, crea la sensación de composición a partir de todo lo visible. El conjunto genera un suceso almodovariano.

La voz humana, cortometraje de Pedro Almodóvar, se estrenó en el Festival de Venecia en 2020.

El personaje humano único es interpretado por Tilda Swinton: una modelo de edad madura —lo que dificulta sus actividades profesionales—, que vive el final de una relación amorosa de más de cuatro años. Se sugiere su intención de atentar contra el hombre que la ha abandonado. Paradójicamente, al lado de su inestabilidad se expone una perspectiva que ha alcanzado la sabiduría: “Nunca creí que la vida se adaptaría a mis deseos”. Swinton resulta exacta para el papel porque suscita extrañamiento sobre la mujer en crisis —de manera equivalente, la música de Alberto Iglesias es justa para el relato. Además, su actuación es parte de una elaboración que va más allá del personaje, al construir un juego de niveles de realidad y comunicación con el cine, las artes y la obra misma de Almodóvar: el personaje pronuncia las palabras “la ley del deseo”, título de otra película del director que también guarda relación con el drama de Cocteau.

La voz humana, cortometraje de Pedro Almodóvar, fue rodado durante julio de 2020.

Swinton es icónica tanto por su habilidad histriónica y apariencia andrógina, como por ser figura central de películas y cortometrajes de culto. Por ejemplo, con la directora Cynthia Beatt, Swinton realizó dos piezas alrededor del Muro de Berlín. En Cycling the Frame (1988), Swinton montaba una bicicleta y paseaba alrededor del Muro poco antes del desmoronamiento del imperio totalitario soviético. Veinte años después, en The Invisible Frame (2009), Swinton y Beatt repitieron, en lo posible, el trayecto en un ambiente transformado por la reunificación alemana. Con su presencia, Swinton hace una aportación a La voz humana, de manera indisociable, como actriz y como estrella reconocida.

La breve cinta de Almodóvar se inscribe en una cadena de adaptaciones de la obra de Cocteau. El paso de las décadas ha visto en escena a actrices como Simone Signoret y Liv Ullmann en este papel. En 1958, Cocteau transformó su drama en libreto para la ópera La voix humaine, con música de Francis Poulenc —quien, contra lo habitual en su tiempo, afirmaba públicamente su homosexualidad. Almodóvar no encontró obstáculo en no ser el primer director en llevar La voz humana al cine, ni Swinton en no ser la primera estrella en ser la intérprete. En 1948, Roberto Rossellini filmó a Anna Magnani, en 2013 Edoardo Ponti a Sophia Loren; ambas versiones con el título de La voce umana. Ted Kotcheff adaptó la obra para la televisión, en 1966, con Ingrid Bergman como protagonista. La voz humana de Almodóvar es ajena a la originalidad o la innovación: le interesa el autopastiche y evidenciar al cine como cine.

Tilda Swinton en Cycling the Frame, película de 1988. Cinefotografía de Diethelm Trapp.

Hay espectadores, creadores y críticos que ven la propuesta de distanciamiento —lanzada por Bertolt Brecht para propiciar la reflexión— como recurso pertinente. En una conversación de 2017 con el recientemente fallecido Felipe Cazals, Alfonso Cuarón describía con entusiasmo a Canoa (1976) como filme brechtiano. El planteamiento de Brecht, en efecto, con todo y críticas adversas a través del tiempo, parece gozar de legitimidad. Sin embargo, habría que cuestionar no sólo si el mecanismo sigue siendo vigente cuando cualquier tipo de producción hace uso de él, incluyendo productos de entretenimiento. También habría que preguntarse si alguna vez fue efectiva la idea de contrariar la inmersión en la fantasía. En este caso, Almodóvar explora, a un tiempo sutil y frontalmente, las posibilidades del extrañamiento. El cineasta muestra que La voz humana transcurre en un foro cinematográfico: un departamento visiblemente creado para la filmación. Al mismo tiempo hay realismo en cada detalle. Aunque no hay interpelación explícita, Swinton y el perro Dash entran y salen del mundo del apartamento, pasan al lado de un difusor de luz, deambulan por el estudio.

La voz humana tuvo su estreno internacional en el Festival de Venecia en 2020. Fotografía de Yara Nardi.

La conclusión de La voz humana confirma la maestría cinematográfica de Almodóvar: se mezclan, con apenas un intercambio verbal inevitable, la realidad del foro de filmación y del momento dramático del personaje y la mascota. La salida podría interpretarse desde diversas perspectivas. Si se considera que el compromiso de los artistas está con la innovación en las formas, el cortometraje parece alejarse de ese deber, propiciando incluso la pregunta de si un artista ha de retirarse en cierto momento o seguir creando siempre que le sea posible —para generar más placer a su público— como, en efecto, hace Almodóvar. Si se le ve en el marco de lo que hace años se llamó la cultura posmoderna, entonces, puede argüirse que la recreación, incluso de películas propias, puede ser suficiente. O puede suponerse incluso la simpleza de que esta versión se ajustaría al siglo XXI. En 1988, la carnavalesca Mujeres al borde de un ataque de nervios también estaba inspirada, vagamente, en Cocteau, lo que señala la ruta del director hacia una contradictoria contención. Cualquiera que sea el acercamiento que se adopte, La voz humana alude, en concentrado equilibrio, al compromiso con un público y a la pregunta sobre el destino del artista realizado. Al final, el personaje de Cocteau cae —acaso en el vano refugio de la tradición—; la protagonista de Almodóvar camina, no sabemos a dónde.

El cineasta Pedro Almodóvar. Fotografía de Jay L. Clendenin_Los Angeles Times.

La voz humana está disponible en la Sala virtual de la Cineteca Nacional y en Prime Video de Amazon.

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