“Si se hubiera de definir la democracia podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no sólo es permitido, sino exigido, el ser persona”.
A menos de ochenta días de que tengan lugar las elecciones federales del 1° de julio de 2012, podemos afirmar que comienza la cuenta regresiva para celebrar la gran fiesta cívica que nuestro país se prepara a vivir. Y como todo festejo en el que hayamos tenido oportunidad de participar (bien pueda ser familiar, de amigos, compañeros o vecinos), sabemos que para obtener los mejores resultados se precisa de la suma de diversas voluntades que se organizan para alcanzar un objetivo común. Por tanto, la definición previa de un plan o programa, la coordinación del trabajo individual y de equipo, así como el ánimo entusiasta resultan factores clave para que nuestra fiesta, reunión, celebración, ágape o como le decidamos llamar, sea un éxito.
Con idéntico propósito, el Instituto Federal Electoral (IFE) se ha preparado durante meses para llegar a la tan esperada cita con la ciudadanía. Si bien este encuentro se realiza cada tres y seis años, según lo marca nuestro calendario electoral, es justo reconocer que en esta ocasión la responsabilidad de organizar las elecciones en México se ha visto incrementada con más y mayores desafíos, entre los que destacan: 1) analizar y desahogar múltiples procedimientos para sancionar aquellas conductas contrarias a la legislación electoral, mismas que pueden ser cometidas por funcionarios, partidos, organizaciones o por cualquiera de los más de 84 millones de ciudadanos inscritos en el Padrón Electoral; 2) pautar y monitorear el acceso a los tiempos oficiales en radio y televisión, a través de la transmisión de miles de mensajes promocionales de los partidos y coaliciones; 3) incentivar el interés y participación de los cerca de 10 millones de jóvenes que votarán por primera vez, así como de aquellos sectores que hoy muestran desapego hacia las fórmulas de la política y 3) garantizar la instalación de casillas y el ejercicio del voto libre y razonado en un entorno de considerable inseguridad.
No obstante que existen muchos aspectos de carácter estructural que no pueden ser resueltos de una vez y para siempre por el solo concurso de la autoridad electoral, tales como la creciente desafección hacia la llamada “política formal” -particularmente entre los sectores más jóvenes de la población no sólo mexicana sino también mundial-, así como la inseguridad y violencia que afecta a varias regiones del territorio nacional, el IFE sigue refrendando su compromiso con la ciudadanía por garantizar elecciones libres, creíbles e imparciales. Y en momentos como los actuales, si se me permite decirlo, ello no resulta baladí. Por el contrario, una de las fortalezas de la democracia mexicana radica en la construcción de instituciones y procedimientos electorales que, basados principalmente en el empeño de miles de funcionarios de carrera -autónomos y profesionales-, han permitido la celebración periódica y pacífica de procesos para elegir gobiernos y representantes. Así, y de ahí el carácter ciudadano de nuestro modelo de organización electoral, son miles de hombres y mujeres de muy diversa procedencia, cultura, formación, ideología y experiencia quienes desde el ámbito de sus respectivas atribuciones (como autoridades, funcionarios de casilla o electores) se suman a un mismo propósito.
Por tal motivo, y para garantizar no sólo que las elecciones sean parte de nuestra rutina democrática sino también fuente de orgullo y reconocimiento nacional e internacional, el IFE inició con toda anticipación los trabajos de planeación y diseño de los instrumentos normativos, metodológicos, didácticos, logísticos e informáticos que hacen posibles, entre otras cosas:
El registro de candidat@s, formulas y plataformas para la elección de un(a) presidente(a) de la República, 500 Diputados (300 de Mayoría Relativa y 200 de Representación Proporcional) y 128 Senadores. Adicionalmente, conviene señalar que en este año el IFE participará en 15 elecciones coincidentes (locales) con la federal, en las que se votará para elegir gobernador@s en seis entidades (Jalisco, Guanajuato, Morelos, Chiapas, Tabasco, Yucatán y Distrito Federal), así como 925 presidentes municipales y 559 diputados locales;
La supervisión y fiscalización de gastos de precampaña y campaña efectuados por los partidos, coaliciones y candidat@s;
La planeación, organización y difusión del voto de los mexicanos que residen en el extranjero. Para esta ocasión se cuenta con un total de 61 mil 687 solicitudes recibidas.
El monitoreo diario, durante el periodo de precampañas y campañas, de 63 noticieros nacionales para la obtención de “testigos” (grabaciones de miles de piezas informativas) para su envío y posterior análisis
por especialistas de la UNAM. Así, y para vigilar la equidad de la contienda, el IFE presenta informes semanales del comportamiento de los medios respecto de los partidos y sus (pre)candidat@s.
La producción de documentos y papelería electoral (guías, manuales, cuadernos y actas La instalación de 32 Consejos Electorales Locales y 300 Consejos Electorales Distritales;
La contratación y adiestramiento de 34 mil Capacitadores- Asistentes Electorales y 5 mil Supervisores encargados de la notificación de cerca de 8 millones de ciudadanos y posterior capacitación y designación de casi 2 millones de ellos para la instalación de aproximadamente 146 mil casillas electorales;
La producción y distribución de millares de materiales para habilitar las Mesas Directivas de Casilla (urnas, boletas, mamparas, líquido indeleble, mascarillas braille, etcétera.
La difusión en radio, televisión, prensa y medios alternativo (carteles, espectaculares, micrositios web y publicidad en autobuses) de cada una de las etapas del proceso; y La promoción de la participación ciudadana a través de ejercicios de educación cívica a lo largo y ancho de la geografía nacional. En este rubro, cabe destacar la incorporación de dos principios fundamentales: 1) la inclusión, a través de promocionales en 10 lenguas indígenas y 2) la expresión de los futuros ciudadanos mediante la Consulta Infantil y Juvenil, a la cual me referiré en una próxima colaboración.
Sin embargo, y como en cualquier celebración de gran envergadura, todo este esfuerzo no es suficiente sin la asistencia consciente y entusiasta de millares de “convidados”. A fin de que efectivamente sea la fiesta de la democracia que todas y todos deseamos, sólo requerimos un franco y decidido deseo de participar, informarnos y contrastar ideas y propuesta. El domingo 1° de julio tú, yo y todos tenemos una cita con la democracia. Hagamos de ello una celebración ciudadana.