Aparte de hacer proselitismo desaforado a favor de Andrés Manuel López Obrador, los mal llamados Servidores de la Nación también sirven de trampolín para las ambiciones personales de quienes el propio presidente nombró para encabezar esa cohorte. Así lo demuestran los casos de Indira Sandoval, Lorena Cuéllar y Víctor Manuel Castro, quienes ahora son candidatos a gobernadores de Morena en Colima, Tlaxcala y Baja California Sur, entidades en las que eran los superdelegados presidenciales.
En esta hipótesis se encuentran también decenas coordinadores regionales del ejército electoral que, luego de “ganar la encuesta” (eufemismo aplicado al dedazo presidencial), pasan a ser candidatos del partido oficial a diputados federales, legisladores locales o alcaldes. Tal es el caso de Ricardo Gómez Escalante, el coordinador regional de los Servidores de la Nación en León, Guanajuato, cuya historia ha documentado la periodista Rosario Martínez (quien por cierto, por presiones del influyente burócrata, fue despedida del medio para el cual trabajaba).
Como está escrito en mi libro sobre el tema (Servidores de la Nación. La operación política del gobierno de la 4T, de 2019), los superdelegados y coordinadores regionales de esta estructura de la burocracia federal fueron reclutados atendiendo a criterios exclusivamente políticos. Es el caso de Gómez Escalante, que en 2018 fue candidato de Morena a diputado federal por el distrito 11, con cabecera en León, Guanajuato, justo en donde luego quedó al mando de la estructura proselitista de López Obrador.
Rosario Martínez reporta que, hasta marzo del presente año, Gómez Escalante acumulaba en la Secretaría de la Función Pública (SFP) 19 denuncias en su contra, además de litigios laborales y dos denuncias interpuestas por empleados despedidos, incluida una de carácter penal por lesiones.
Como coordinador regional, Gómez Escalante cobraba un sueldo bruto de 72 mil 171 pesos mensuales por lo que, al incluir las prestaciones laborales, su ingreso anual alcanzaba 1 millón 66 mil pesos, además de otros ingresos por gastos de representación, bonos y estímulos. Pero al parecer el jugoso sueldo no le era suficiente pues está denunciado, como reporta la periodista, porque en el padrón de beneficiarios de los programas sociales incluyó a personas que fueron ingresadas en cuatro o cinco ocasiones y se desconoce el destino de, al menos, dos mil Tarjetas de Bienestar. Otra denuncia lo señala como responsable de obligar a los brigadistas bajo su mando a entregarle cuotas de 100 pesos mensuales por concepto de mantenimiento de la oficina.
Pero, encima de las corruptelas, el abuso y la arbitrariedad del poderoso. Un trabajador de la Secretaría de Bienestar en León, Julio Sergio Yáñez, de 68 años de edad, lo denunció ante el Ministerio Público por una agresión ocurrida el 30 de octubre de 2019 en la que Gómez Escalante lo golpeó, ocasionándole lesiones cervicales y la fractura de un codo.
Como se sabe, los superdelegados y coordinadores regionales de López Obrador tienen la encomienda de encabezar, sin que en realidad tengan vela en el entierro, las llamadas “mesas de la paz” en sus estados y regiones. Estas mesas periódicamente reúnen a mandos militares, policiales y de procuración de justicia con el fin de coordinar trabajos de seguridad pública. Gómez Escalante es uno de los burócratas que se valen de las relaciones que ahí se entablan para cometer abusos: amenazante, envía imágenes de corte militar a quien lo critique, como lo denunció un empleado despedido y como ocurrió a la propia periodista.
Pues bien, fortalecido con más de dos años de clientelismo electoral con cargo al erario, esta finísima persona será (otra vez) el candidato de Morena a diputado federal por el distrito 11 de León, Guanajuato.
Cincelada: los ataques frontales que López Obrador lanza contra el Instituto Nacional Electoral promueven la insurrección: Salgado Macedonio amenazó con impedir las elecciones en Guerrero.
