El PRI y los intelectuales que definen la dignidad de los otros

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Ustedes conocen el video en el que “personalidades de la comunidad intelectual” piden a la sociedad mexiquense "sacar al PRI a patadas" y advierte Denise Dresser que eso debe hacer el votante “por dignidad, por respeto al país”; el material lo difunde la Organización Nacional Anticorrupción.


Yo tengo una concepción diferente de lo que es un intelectual. Primero, no creo que quien tenga esa vocación se asocie con el activismo político desde el ángulo ideológico que sea, en favor o en contra de cualquier partido, sobre la base de sacarlo a patadas. Tampoco considero que un intelectual defina que tener dignidad o respeto al país sea sufragar contra algo, o sea, no estoy de acuerdo con que nadie, y menos en su carácter de “intelectual” expida credenciales de dignidad –y menos quienes, como es el caso de Enrique Galván Ochoa o la citada señora Dresser, que carecen de autoridad moral para definir a los demás que significa tener respeto al país– más allá de que, en sus actividades, los personajes mencionados no han tenido el menor respeto ni con ellos ni con sus audiencias. Lo que hacen es activismo político, eso sí, justamente en los últimos días previos a la jornada electoral del próximo domingo.


Un intelectual no pontifica, es decir, no define lo que debe hacer el ciudadano para que tenga dignidad o respeto al país. En todo caso ofrece lo que le da sentido: análisis complejos de la sociedad y las alternativas que le presentan los actores políticos para el ejercicio del voto, y ello implica algo más que una serie sucesiva de proclamas y dicterios contra un partido (más allá de que haya quienes consideremos –como es mi caso– que los gobiernos del PRI tienen un enorme desgaste y que su ineficacia es palpable en el Estado de México). Lo que busco subrayar es que buscar aniquilar al otro no es, en modo alguno, una actitud democrática para construir civilidad y, por ello, siempre será mejor desde mi punto de vista, la transparencia y que esos personajes públicos y cualesquier otro digan con toda claridad por quien votarán, y eso no los hace ni más ni menos dignos frente a nadie. En suma, esas “personalidades de la comunidad intelectual” me parecen un puñado de grillos.


 


Marco Levario Turcott

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