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La idea de que la economía va requetebién tiene que ver con la información que tiene el Presidente, con la forma en que quiere ver la cosas y quiere hacerlas ver.

El tema se traba cuando se dan a conocer cifras que contradicen el requetebién. La economía nacional está pagando las consecuencias del inicio de un nuevo sexenio, y también algunas formas de concebirla e instrumentarla.

Tarde que temprano el Presidente va a tener que enfrentar a la terca realidad que no es que sea diametralmente diferente a lo que plantea, pero sí tiene matices que hacen a las cosas distintas y más si se trata de que los números y percepciones sean las bases de las políticas públicas.

Al Presidente no le gustan los reportes de organismos internacionales dedicados a la revisión de las economías del mundo, y tampoco el de algunos de sus propios funcionarios.

El problema no sólo tiene que ver con lo que piensan unos y otros, no es una  cuestión de fe o de que alguien lo diga y ya por ello es. Si no se tiene un diagnóstico preciso de la economía no se van a poder obtener los resultados que se quieren en el nuevo gobierno.

Estos primeros meses han sido desiguales. Un cambio de sexenio por lo general agita las aguas, en este caso además se suma todo lo que provocó, y sigue provocando, la cancelación del nuevo aeropuerto.

Los mercados internacionales y sobre todo los inversionistas, han cuestionado el hecho y también la forma en que se tomó la decisión para cancelar la obra.

Están los números concretos, pero también están los factores intangibles y de percepción, los cuales pueden llegar a pesar a tal grado que sean mucho más estratégicos que cualquier otro elemento.

La desconfianza entre muchos inversionistas por la cancelación del nuevo aeropuerto ha pesado. Si bien el gobierno lo tenía claramente contemplado y sabía lo que podía pasar, ha terminado por sumarse al desigual desarrollo de la economía junto con lo que arrastra de sexenios anteriores.

Ésta es una de las razones, que no la única, por la cual el muy atractivo e interesante proyecto del Tren Maya enfrente cuestionamientos. A esto se suma la difusión de información imprecisa sobre la obra en algunos medios, suponemos que casualmente, en lo que toca a las inversiones presuntas para la construcción del tren.

El papel de las calificadoras no es el de denunciar o atacar los problemas que vive un país. Informan con base en investigaciones, reconocidas a nivel internacional, sobre los principales indicadores de la economía.

No son la panacea, pero el bien ganado reconocimiento que tienen es lo que lleva a inversionistas y analistas a tomar decisiones. Los reportes que se han dado a conocer estos meses no le han gustado al gobierno o de plano ha optado por desecharlos.

No ha sido lo más sensato. No tanto porque haya que seguirlas de manera puntual, sino porque son referentes internacionales. Una buena cantidad de inversionistas y de gobiernos toman sus estrategias y decisiones de inversión con base en los reportes de estas calificadoras.

¿Va requetebién la economía? Vamos a lo obvio: no está tan bien como dice el Presidente, pero tampoco tan mal como dicen los detractores del gobierno.

Si el Presidente escucha, como dice Jesús Seade, es necesario que atienda lo que se dice fuera y en el camino lo que plantean los integrantes de su equipo. Contradecir las opiniones de sus funcionarios que ofrecen matices sobre el desarrollo de la economía, es llevar de nuevo todo a los terrenos de lo bueno y lo malo.

La economía pasa inevitablemente por los matices, la globalidad y la confianza.

RESQUICIOS.

Ven la tempestad y no se hincan. En Veracruz en medio de la oprobiosa matanza en Minatitlán resurgen las absurdas diferencias entre el gobernador y el fiscal, que no me habló o que me hable él. Lo mismo en Morelos entre el exfutbolista gobernador y el alcalde de Cuernavaca, en medio de una balacera en el centro de la capital a plena luz del día… le digo.


Este artículo fue publicado en La Razón el 10 de mayo de 2019, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.

Autor

  • Javier Solórzano

    Javier Solórzano es uno de los periodistas mexicanos más reconocidos del país, desde hace más de 25 años. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México, cursó estudios en la Universidad Iberoamericana y, hasta la década de los años 80, fue profesor de Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana.

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