Después del incidente del viernes pasado, cuando un grupo de embozados acompañaron a dos diplomáticos españoles a una visita de cortesía a la Embajada de México en Bolivia, el gobierno de este país decidió la salida de seis miembros de la Embajada de España.
Fue el ministro de Gobierno boliviano, Arturo Murillo, quien solicitó desde el sábado la salida de los seis españoles relacionados con el asunto, pese a las explicaciones de la Embajada de México. “Este ha sido un exceso de funcionarios de la Embajada española a la cabeza de su ministra consejera o embajadora de negocios, y esto obviamente para nosotros es una agresión. Nosotros vamos a pedir a la Presidenta y a la canciller que los declare personas non gratas, que pidan que se cambie este personal”.
El funcionario consideró que fue maltratada la “sensibilidad” del pueblo boliviano, por lo que pediría a la presidenta y a la canciller de su país, Karen Longaric, “que estas personas se vayan del país. No es correcto que vengan a hacer lo que quieran”, afirmó.
Antes, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España había ordenado una investigación sobre lo ocurrido el viernes, y había negado que la visita de sus diplomáticos a la legación mexicana tuviera como objetivo facilitar la salida de las personas que se encuentran allí asiladas.
Después de ello, este domingo los seis funcionarios españoles vinculados con el incidente del viernes tuvieron que abandonar Bolivia, según informó el gobierno de este país.
Mientras tanto, en la Embajada mexicana permanecen nueve exfuncionarios del gobierno de Evo Morales, a quienes el gobierno de Bolivia reclama para que enfrenten una demanda penal por los cargos de sedición, terrorismo y fraude electoral.