La pandemia está desbocada en Brasil, que este martes tuvo más fallecidos que ningún otro día: 3.251 muertos en 24 horas. Cada 100 brasileños que se infectan con covid ahora mismo contagian la enfermedad a otras 123 personas, según los datos del Imperial College de Londres citados en el principal noticiero nocturno. La intensa transmisión —acelerada por la variante brasileña, más contagiosa— ha causado una avalancha de enfermos graves que han llevado al colapso de las UCI de buena parte del territorio. Y los científicos temen que Brasil se esté convirtiendo en una incubadora de nuevas variantes y cepas. La OMS exige firmeza al Gobierno federal y que se coordine con el Congreso y el Poder Judicial mientras los países vecinos toman medidas para protegerse, como suspender vuelos o intentar levantar una barrera epidemiológica.
La Organización Panamericana de la Salud, la filial regional de la OMS, alertó esta semana a través de su presidenta, Carissa Etienne, de que el coronavirus avanza “peligrosamente” en Brasil, epicentro de la pandemia en el mundo. “Desgraciadamente, la grave situación de Brasil está afectando a los países vecinos”, recalcó y mencionó el aumento de casos en las regiones fronterizas de Venezuela, Perú y Bolivia. El gigante sudamericano tiene frontera con otros siete países. Casi todos ellos registran un aumento de casos por millón, según el recuento de Our World in Data.
Tres Estados brasileños (Acre, Rondonia y Rio Grande do Sul) no tienen una sola plaza libre de UCI. Y más de la mitad tienen el 90% de las plazas ocupadas ante la avalancha de enfermos de las últimas semanas. El panorama no tiene visos de mejorar a corto plazo. La médica Margareth Dalcomo, de la Fiocruz, advierte en declaraciones a O’Globo que “abril puede ser aún peor que marzo” en Brasil. El motivo es un cóctel de factores: “La alta tasa de transmisión, el número de casos entre los más jóvenes, el ritmo lento de vacunación por escasez de vacunas, la mortalidad, el agotamiento de los sanitarios y, lo más triste, por el número de muertos”. Solo ahora el presidente Jair Bolsonaro ha anunciado la creación de un gabinete de crisis ante la presión del Congreso y de los economistas.
Brasil superó el miércoles el umbral de los 300.000 muertos. Con 210 millones de habitantes, su tasa acumulada por millón le sitúa por el momento por detrás de EE UU o España, pero acorta distancias a toda velocidad. Y los 50.000 contagios que suma cada día van cebando una bomba de relojería.
El virólogo José Eduardo Levi explica a la revista brasileña Veja: “Las mutaciones pueden ocurrir en cualquier lugar, pero cuando no existen condiciones propicias para su proliferación, desaparecen. Desgraciadamente, ese no es el caso de Brasil”. El virus circula acelerado entre los brasileños porque parte de la población, incluido el presidente Bolsonaro, no mantiene las medidas básicas de aislamiento social y mascarilla, lo que permite al virus circular libremente y alumbrar nuevas variantes.
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