Al precisar que el delito de acoso es “una repetición o presión grave”, un tribunal francés condenó por difamación a la periodista Sandra Muller quien, el 13 de octubre de 2017, en medio de la ola #MeToo, acusó en su cuenta de Twitter a un alto ejecutivo de la cadena de televisión Equidia de supuesto acoso.
Mientras en Estados Unidos y otras partes del mundo las redes sociales se llenaban de denuncias bajo la etiqueta #MeToo, Muller alentó a las mujeres francesas a denunciar sus historias de acoso bajo el hashtag #balancetonporc (denuncia a tu cerdo).
En un primer tuit invitó a “contar, dando el nombre y los detalles, un acoso sexual” que hubieran sufrido en su trabajo. En un segundo contó que Eric Brion, exjefe de Equidia, le dijo: “Tienes pechos grandes. Eres mi tipo de mujer. Te voy a hacer gozar toda la noche”.
Al respecto Brion emprendió una demanda en su contra por difamación al señalar que le ofreció disculpas al día siguiente de su comportamiento, en un evento de 2012.
En el juicio, realizado en mayo pasado en París, la defensa de Brion y el ahora consultor, aseguró que nunca existió una relación laboral entre él y la periodista y rechazó ser un “acosador sexual”.
“Varias semanas después de la publicación de esa famosa etiqueta, como muchos otros, he tomado conciencia de la amplitud de este campo que se ha abierto, pero reclamo sencillamente el derecho a la verdad y al matiz”, escribió Brion. “Sí, (el movimiento) denuncia a tu cerdo es un fenómeno magnífico, pero más allá de eso, hay calumnias y rumores”, reiteraron sus abogados en la audiencia.
En ese sentido, los jueces del tribunal determinaron que si bien “todas las formas de violencia infligidas a las mujeres por los hombres es claramente un tema de interés general”, precisaron que el delito de acoso es “una repetición o presión grave”.
Ante ello condenaron a Muller a pagar a Brion 20 mil euros, una cifra menor a los 65 mil que exigía el demandante.
La periodista informó que apelará la sentencia: “La justicia ha decidido castigarme (…) pero voy a luchar hasta que la justicia abra los ojos”, declaró.
Agregó que el proceso busca “acallar las víctimas que podrían hablar, es un proceso que podría cortar las alas a las víctimas que han hablado o que querrían hablar, y el mensaje es claro: callaos todas”. Aun así aseguró “no lamentar” una idea que ha “liberado la palabra de la mujer”, afirmó que “hay que seguir denunciando los comportamientos reprochables, porque el miedo no debe ganar y no debe cambiar de bando”.
(Con información de El País y Le Monde)