El Comité de Inteligencia del Senado respaldó hoy a las agencias de inteligencia (atacadas por el presidente de EU, Donald Trump, en diferentes ocasiones) al refrendar sus conclusiones en el sentido de que Rusia interfirió en las elecciones de 2016, para ayudar al candidato republicano.
En un comunicado, el presidente del comité, Richard Burr, republicano de Carolina del Norte, y el vicepresidente, Mark R. Warner, demócrata de Virginia, refutan la resolución final que a este respecto obtuvo la Cámara de Representantes, de mayoría conservadora.
“Nuestro personal determinó que las conclusiones [de inteligencia] eran precisas”, destacaron ambos senadores en su texto, un avance del informe final en el que emitirán sus conclusiones sobre las sospechas de la conspiración.
A juzgar por estas declaraciones, es posible que también contradigan los hallazgos de los republicanos de la Cámara de Representantes; los senadores han consultado a puerta cerrada al exdirector Nacional de Inteligencia, James R. Clapper Junior; al exjefe de la CIA, John Brennan; al exdirector de la Agencia de Seguridad Nacional, el almirante Mike Rogers; y al ex director del FBI, James Comey.
“El esfuerzo ruso para ayudar a Donald Trump y perjudicar a Hillary Clinton fue amplio, sofisticado y ordenado por el propio presidente Putin”, añadió Warner, el demócrata de más alto rango de este comité, cuyo comunicado sorprende haber recibido el visto bueno de los integrantes republicanos. Un hecho significativo es que el texto no prejuzga sobre el involucramiento del equipo de Trump.
Sin embargo, pronunciarse sobre la intención de Rusia de ayudar a Trump reactivará la pelea interna entre los republicanos sobre qué relato de lo ocurrido es más exacto. ¿Hubo una coordinación del equipo de Trump con los rusos? ¿Qué sabía Trump al respecto? ¿Fue la tormenta perfecta debido al caos de la campaña y la poca experiencia de los miembros del equipo de Trump?
De momento, esta disyuntiva sólo complica el mensaje de los republicanos de cara a las elecciones al Congreso de 2018, donde se renueva un tercio del Senado y la Cámara de Representantes completa. Hasta ahora, los conservadores han echado la culpa a los funcionarios de la administración de Obama por no determinar a tiempo que Moscú quería que Trump llegase a la Casa Blanca.
Por otra parte, los ataques de Rusia continuarán en las próximas elecciones de 2018 y 2020, según el director de Inteligencia Nacional, Dan Coats; durante su comparecencia ante el Comité de Inteligencia del Senado, dijo que “no hay duda de que Rusia percibe sus pasados intentos [en 2016] como un éxito y ve las elecciones de mitad de legislatura como un objetivo potencial”.
Lo mismo pensaron otros miembros del panel de inteligencia, como el director de la CIA, Michael Pompeo; el director de la Agencia de Seguridad Nacional, Chris Wray; el director del FBI, Chris Ray; el almirante Michael Rogers; el director de ese departamento en Defensa, el teniente general Robert Ashley; y su colega en la Agencia Geoespacial Nacional, Robert Cardillo.
A todos ellos les pidió el vicepresidente del Comité, el senador demócrata Mark Warner, que confirmasen si seguían considerando la injerencia rusa una posible amenaza de cara a los comicios que se celebrarán en noviembre: Uno a uno, los miembros del panel fueron expresando su parecer.
“No va a cambiar o parar”, señaló Roger en referencia a la interferencia del Kremlin. Pompeo explicó que su agencia ha percibido “actividades e intenciones para tener un impacto en el próximo ciclo electoral”. En términos parecidos se manifestó el resto, ya que no habían visto cambios significativos en la actividad rusa.
Frente a los senadores republicanos y demócratas, Coats no escatimó en adjetivos a la hora de referirse a los esfuerzos por interferir en procesos democráticos en Estados Unidos y otros países. No hay que olvidar que la mano de Rusia ha sido acusada de injerencias en la votación del Brexit, así como las elecciones francesas.
aml