En los últimos meses, las noticias falsas o las Fake News han marcado la conversación de diversas organizaciones, gobiernos, medios de comunicación, entre otros, la razón, sin duda, es porque se ha convertido en un tema de preocupación mundial, ya que su propagación puede conducir a la confusión y desinformación, así como a la censura o la supresión del pensamiento crítico, tal y como manifiesta un grupo de expertos.
En un comunicado conjunto, los relatores especiales sobre la libertad de expresión y opinión de la ONU, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y la Comisión Africana de Derechos Humanos manifestaron su preocupación en materia de libertad de expresión y noticias falsas, desinformación y propaganda.
"Las noticias falsas se ha convertido en un tema de preocupación global y hay un riesgo de que los esfuerzos para contrarrestar que podrían conducir a la censura, la supresión del pensamiento crítico y otros enfoques contrarios a las normas de derechos humanos”, se lee en el texto difundido en la página web de las Naciones Unidas.
Asimismo, la declaración conjunta identifica las normas de derechos humanos aplicables, fomenta la promoción de la diversidad y la pluralidad en los medios de comunicación, y hace hincapié en el papel que desempeñan los intermediarios digitales, así como periodistas y medios de comunicación.
“Los medios de comunicación y los periodistas deberían, según corresponda, apoyar sistemas efectivos de autorregulación, a nivel de sectores de medios específicos (como órganos profesionales) o en el plano de los medios individuales (ombudsmen o editores públicos), que incluyen estándares para propiciar la veracidad de las noticias, entre otras cosas, contemplando el derecho de rectificación y/o réplica en el caso de hechos incorrectos en los medios”.
Además señalan que los medios deberían evaluar la posibilidad de ofrecer una cobertura crítica de la desinformación y la propaganda como parte de sus servicios de noticias, lo cual sería congruente con su rol de vigilancia en la sociedad, sobre todo en períodos electorales y en debates sobre temas de interés público.
“La desinformación y la propaganda afectan intensamente a la democracia: erosionan la credibilidad de los medios de comunicación tradicionales, interfieren con el derecho de las personas de buscar y recibir información de todo tipo, y pueden aumentar la hostilidad y odio en contra de ciertos grupos vulnerables de la sociedad. Por ello, reconocemos las iniciativas de la sociedad civil y los medios de comunicación para identificar noticias deliberadamente falsas, desinformación y propaganda, y generar conciencia sobre estas cuestiones. No obstante, resulta preocupante que los gobiernos utilicen el fenómeno de las llamadas noticias falsas como una excusa para censurar a la prensa independiente y suprimir el disenso”, concluyen.
cdr