El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) deploró lo poco que se ha hecho al momento para corregir la desigual distribución de vacunas en el mundo. “Los países más pobres del mundo se preguntan si los países ricos realmente hablan en serio cuando hablan de solidaridad”, declaró Tedros Ghebreyesus
En el mismo sentido se pronunció el diario The New York Times, que informó que de los casi 400 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19 distribuidas, alrededor de 360 millones se han entregado a países ricos y de ingresos medios. Los demás países “tendrán que esperar años”.
En conferencia de prensa, el director de la OMS recordó que “en enero dije que el mundo estaba al borde de un catastrófico fracaso moral, a menos que se tomaran medidas urgentes para garantizar la distribución equitativa de las vacunas. Tenemos los medios para evitar esta falla, pero es impactante cuán poco se ha hecho para evitarla. Los países más pobres del mundo se preguntan si los países ricos realmente hablan en serio cuando hablan sobre solidaridad. Algunos países están apresurándose para vacunar a toda su población mientras que otros no tienen nada”.
El diario NYT, en una investigación publicada este martes, señaló que los residentes de países ricos y de ingresos medios han recibido cerca del 90% de los cerca de 400 millones de vacunas entregadas hasta ahora y, de acuerdo con los pronósticos actuales, muchos de los demás países tendrán que esperar años-
“Cada vez más funcionarios de salud y grupos de apoyo de todo el mundo están pidiendo a los gobiernos occidentales que utilicen facultades enérgicas, en su mayoría raras veces o nunca antes utilizadas, para obligar a las compañías a publicar las fórmulas de las vacunas, a compartir su conocimiento y técnicas y a aumentar la manufactura”.
Agregó que “los defensores de la salud pública han suplicado ayuda, incluyendo el pedir a la administración Biden utilizar la patente para impulsar un acceso más amplio a las vacunas”
Pero “los gobiernos se han resistido. Al asociarse con compañías farmacéuticas, los líderes occidentales compraron su lugar al principio de la fila. Pero también han ignorado años de advertencias, y llamados explícitos de la Organización Mundial de la Salud, para incluir términos contractuales que hubieran garantizado dosis para los países pobres o alentado a las compañías a compartir su conocimiento y las patentes que controlan”.
La posibilidad de que miles de millones de personas esperen años para ser vacunadas representa una amenaza de salud incluso para los países más ricos. Por ejemplo, en Reino Unido, en donde la distribución de las vacunas ha sido importante, los funcionarios de salud están rastreando una variante del virus surgida en Sudáfrica, en donde la cobertura de la vacuna es débil.
Esta variante podría mitigar el efecto de las vacunas, lo que significa que incluso más personas podrían enfermarse”, añadió.
Funcionarios de salud occidentales han dicho que nunca fue su intención excluir a los demás, pero con sus propios países enfrentando un enorme número de muertes, la atención está puesta en casa. El tema de compartir las patentes, indicaron, sencillamente nunca surgió, según el reporte.
“Esto ha estado centrado en Estados Unidos, pero no ha estado dirigido contra el mundo”, dijo Moncef Slaoui, asesor científico en jefe de la Operación Warp Speed, un programa de la administración de Donald Trump que financió la búsqueda de vacunas en Estados Unidos, citado por el diario. “Todos estuvieron de acuerdo en que una vez que Estados Unidos sea atendido, las dosis de las vacunas irán a otros lugares”.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden y Ursula von der Leyen, presidenta de la rama ejecutiva de la Unión Europea, “se muestran renuentes a cambiar de rumbo”.
Biden prometió ayudar a una compañía india a producir unos 1 000 millones de dosis para fines de 2022 y su administración ha donado dosis a México y Canadá, pero ha dejado claro que su atención está en casa.
Mientras los países ricos luchan por mantener las cosas como están, otros como Sudáfrica y la India han llevado la batalla a la Organización Mundial del Comercio para buscar una exención a las restricciones de patentes para las vacunas contra la COVID-19.
Por otra parte, Rusia y China han prometido llenar el vacío. Por ejemplo, el Instituto Gamaleya de Moscú ha formado asociaciones con productores desde Kazajistán hasta la República de Corea, según datos de Airfinity, una compañía de análisis científico, y Unicef. Los fabricantes de vacunas chinos han alcanzado acuerdos similares en Emiratos Árabes Unidos, Brasil e Indonesia, añadió el diario estadounidense.
En el mismo sentido, el titular de la OMS advirtió que la brecha entre el número de vacunas administradas en los países ricos y el número de vacunas administradas a través de COVAX, una campaña internacional de vacunas dirigida por la OMS y socios, está creciendo todos los días y se está volviendo más grotesca cada día.
“Esto puede comprar seguridad en el corto plazo, pero es una falsa sensación de seguridad”, añadió.
Por ello, advirtió que una mayor transmisión de la COVID-19 podría generar más variantes del virus, lo que a su vez significa que es más probable que puedan evadir las vacunas.
Mientras el virus siga circulando, las personas seguirán muriendo, el comercio y los viajes se seguirán interrumpiendo y la recuperación económica se seguirá aplazando.
Así que pidió a los países de ingresos altos compartir dosis de vacunas a través de COVAX y exhortó a los fabricantes a incrementar la producción y la distribución equitativa de las vacunas.