Durante 2018 al menos 53 periodistas fueron asesinados, y 34 de ellos fueron blanco selectivo en represalia por su trabajo, informó el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por su sigla en inglés) en su reporte anual. Con esas cifras el año que termina se convierte en el que registra más muertes violentas de periodistas en los últimos tres años (en 2017 se registraron 47, mientras que en 2016 fueron 50).
El CPJ también señala que se han alcanzado niveles elevados de encarcelamiento de periodistas, además de que destaca que esto ocurre cuando “muchos líderes mundiales están intensificando la retórica contra la prensa”.
En ese sentido destaca la posición del presidente de Estados Unidos Donald Trump, quien ha llamado en repetidas ocasiones a los medios como propagadores de “noticias falsas” e incluso ha llamado a los periodistas “enemigos de la sociedad”.
Con este cuadro, el organismo incluso llega a decir que por lo anterior se “configura una crisis global de la libertad de prensa”.
Esa crisis, señala el documento, está vinculado con cambios tecnológicos que han permitido que una mayor cantidad de personas ejerzan el periodismo.
Según esta organización, los países con mayor número de periodistas muertos de forma violenta son Afganistán, con 13; Siria, con nueve, e India con cinco.
En la base de datos de periodistas asesinados, el CPJ sólo reporta a cuatro mexicanos: Carlos Domínguez Rodríguez, reportero freelance; Leobardo Vázquez Atzin, de Enlace Informativo Regional; Leslie Ann Pamela Montenegro del Real, de El Sillón, y Mario Leonel Gómez Sánchez, de El Heraldo de Chiapas.
México también aparece mencionado en el informe por la situación de impunidad en que se mantienen los casos de los periodistas antes mencionados.
El Comité también menciona que la cifra de datos de periodistas muertos en combate o en el fuego cruzado llegó a su nivel más bajo desde 2011, “debido a que el acceso de los periodistas a esas zonas se ha reducido o los riesgos se han vuelto intolerables, lo cual ha llevado a la autocensura, el exilio y a la renuncia a ejercer la profesión”.
Entre los casos de periodistas asesinados que destaca el CPJ están el de Jamal Khashoggi, columnista de The Washington Post, cuyo crimen se cometió en el consulado de Arabia Saudita en Estambul, Turquía, en octubre, y el crimen perpetrado contra Jan Kuciak, periodista eslovaco que investigaba casos de corrupción.
El reporte también resalta grandes ataques contra grupos de periodistas, como el atentado ocurrido en abril en Afganistán que sobró la vida de nueve reporteros, y la agresión contra el periódico Capital Gazette, en Maryland, Estados Unidos, en el que fueron asesinados cuatro periodistas y un agente de ventas de la publicación.
Entre los hallazgos del informe también cabe mencionar que el CPJ reporta que el 62% de los periodistas asesinados cubría la política, y que el trabajo más peligroso fue el de reportero de medios audiovisuales.
El Comité aclara que aborda cada caso “únicamente cuando su personal tiene certeza razonable de que un periodista fue muerto en represalia directa por su labor, en un incidente de fuego cruzado relacionado con el combate, o cuando realizaba una cobertura peligrosa”.
Asimismo, el CPJ explica que investiga los asesinatos de otros 23 periodistas muertos en 2018, pero no ha podido confirmar que los periodistas murieron por su trabajo.
arm