Modelos hay muchas. Grandes modelos, unas cuantas. Pero que tengan el estatus de supermodelos, ese término que se acuñó en los ochenta y noventa para definir a un grupo de mujeres —las que, como decía una de ellas, Linda Evangelista, no se levantaban por menos de 10.000 dólares— se cuentan con los dedos de la mano. Entre esas elegidas solo hay una mujer negra: Naomi Campbell. La llamada diosa de ébano no ha conseguido ese sobrenombre por casualidad. Su carrera, con decenas de portadas y millonarios contratos con firmas de moda y complementos (aunque no tantas de cosmética) hace que con 50 años ya cumplidos su sola presencia en las pasarelas sea todo un reclamo.
El movimiento Black Lives Matter, que reclama la importancia de la comunidad negra en todas sus vertientes, ha vuelto a poner en boga que la desigualdad racial también está muy presente en la industria de la moda. Para muestra, la de Vanity Fair: por primera vez en sus 107 años de historia, la portada de la revista en EE UU ha sido realizada por un fotógrafo negro, Dario Calmese, que ha retratado a otra mujer negra, Viola Davis. En Vogue USA, el primer fotógrafo negro fue Tyler Mitchell, que en 2018 retrató a la primera mujer negra de todos sus September Issues (el número de septiembre, el más importante del año): Beyoncé.
Si los hombres fotógrafos negros tienen problemas para trabajar en la moda, más complicado es aún para las mujeres que tienen que ponerse delante de las cámaras. El triunfo de Naomi Campbell sirvió de lanzadera para las que han llegado después, como Jourdan Dunn, Winnie Harlow, Jasmine Tookes o incorporaciones más recientes como las de Adut Akech, Ugbad, Mayowa Nicholas, Mona Tougaard o Selena Forrest. Pero antes de Campbell hubo otras.
La más conocida de las pioneras fue Beverly Johnson, que ahora tiene 67 años y que en 1974 se convirtió en la primera mujer negra en protagonizar una portada de Vogue en EE UU y de Elle en Francia. Considerada por The New York Times como una de las personas más influyentes de la industria de la moda del siglo, Johnson tiene muy clara su posición y no está conforme con el modo en el que la historia la ha tratado; por ello escribió un artículo de opinión en The Washington Post a mediados de junio titulado: “Yo fui la primera negra en portada de Vogue y la industria de la moda aún no ha arreglado la cuestión racista”.
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