Entrevista a Miguel Ángel Guisado, asesor de Comunicación Directiva en Habilor, que acaba de publicar el libro “Presento, Luego Existo”, con el que se ofrecen técnicas para hablar en público y triunfar a la hora de realizar presentaciones.
-Miguel Ángel, ¿Por qué es necesario aprender a comunicarse con propiedad?
Caray, creo que la pregunta debería ser: ¿cómo es posible que no nos hayan enseñado a comunicarnos con propiedad?
En todo caso, es necesario porque nuestra sociedad se basa en la comunicación, así que cuanto mejor comuniquemos y más sepamos sobre comunicación, tanto mejor y más transparente será nuestro entorno… y menos influenciables seremos, cuando esta influencia beneficie solo al interés del que comunica.
-¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la persona que debe ponerse delante de un auditorio?
El principal reto es mantener la atención de la audiencia. Pero no es algo a lo que se enfrente, sino algo que afronta. En estos casos, si no se consigue la atención, no se logrará nada. La cosa es que, en ese esfuerzo por captar y mantener al público atento, van insertados los recursos para que la información fluya mejor, buscando su entrada desde lo emocional a lo racional.
-¿Y los miedos más comunes?
Es la gran pregunta. Diría que el temor a fallar ante mucha gente, a exponerse, el miedo al ridículo y al fracaso…y el miedo al propio miedo. Aquí opera bien el concepto de la profecía autocumplida (“me va a salir mal y voy a estar nervioso”). Lo bueno, lo que hay que hacer llegar a todos los que tienen que hacerlo, es que son muchísimo mejores de lo que ellos mismos piensan.
-¿Cómo podemos afrontarlos?
Sabiendo lo que hay que hacer. Ese es el objeto del libro. Tememos todo lo anterior porque nadie nos ha dado los mimbres para construir esa cesta en la que va guardada la información que vamos a exponer.
-¿Qué dice de nosotros la manera en la que nos movemos? ¿Cómo controlar la comunicación gestual?
Uy, ¡dice lo que queramos que diga! El consejo es fácil de decir pero algo más difícil de llevar a cabo, porque requiere práctica y serenidad. Podemos controlar nuestros movimientos y gestos si “estamos presentes”, si operamos siendo conscientes de lo que hacemos y no permitimos que el cuerpo vaya descontrolado, sin vinculación con los contenidos.
Ojo, hablo de casos extremos. En general nos sale bastante bien. El que tienda a pasear sin parar, que intente clavarse en un sitio en la próxima presentación. Ya verá los resultados.
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