El 9 de noviembre de 2019 se celebra el 30 aniversario de la caída del Muro de Berlín, considerado uno de los episodios más importantes de la historia moderna.
El muro se construyó después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Cuando el bando de los Aliados consiguió derrotar al régimen nazi, los países vencedores dividieron Alemania en dos: la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática Alemana (RDA).
Desde 1949, el territorio de la RFA estaba bajo el control de Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, mientras que la RDA estaba bajo la influencia de la Unión Soviética (aunque los países occidentales se negaban a reconocerlo como un país independiente).
La ciudad de Berlín estaba dentro de la RDA, pero al ser la capital de Alemania también se dividió en dos zonas. La tensión entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, que tenían sistemas políticos muy diferentes, provocó que en 1961 los soviéticos decidieran construir un muro para evitar las influencias de Occidente.
El Muro de Berlín dividió a la ciudad y su población durante casi tres décadas. Era una estructura de hormigón de 120 kilómetros de longitud y unos 3 metros de altura. El muro se fue reforzando a lo largo de los años para mejorar la vigilancia y evitar fugas desde el lado Oriental (RDA).
La presión social y las demandas de los berlineses consiguieron derribar el muro la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989. Un año más tarde se hizo oficial la reunificación de Alemania.
Una ciudad, dos mundos
La RFA y la RDA representaban dos sistemas políticos y económicos diferentes. Por un lado, estaba el modelo capitalista impulsado por los Estados Unidos, que favorecía a las empresas y la economía privada; por el otro, el sistema comunista propio de la Unión Soviética, en el que el gobierno controla todos los servicios y medios de producción.
Estos dos sistemas coexistían en Berlín, aunque cada uno en su zona. Los policías de ambos bandos se encargaban de vigilar la frontera y evitar cualquier contacto entre los habitantes la parte oriental (RDA) y occidental (RFA).
La vida era muy diferente a un lado y otro del muro. En el Berlín Occidental había centros comerciales, la gente podía viajar a otros países (no al bando Oriental), escuchar música y leer libros de autores extranjeros…
En cambio, en el Berlín Oriental estaba prohibida cualquier influencia extranjera (que no fuera de la Unión Soviética). El gobierno comunista ejercía un fuerte control sobre la población y quería evitar a toda costa que sus habitantes se fugaran al otro lado.
Entre 1961 y 1988, más de 100.000 ciudadanos de la RDA intentaron saltar el muro para escapar al sector Occidental. Según la página oficial de la ciudad, unas 140 personas murieron por culpa de los disparos de la policía del Este al intentar huir.
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