Una película de Corea del Sur estrenada en Estados Unidos con subtítulos hace dos meses ha hecho historia de Hollywood este domingo al ser la primera película en lengua no inglesa en ganar el Oscar a la mejor película. Parásitos, de Bong Joon-ho, es el filme del año. Pocas veces ese título está tan justificado en términos de calidad, impacto en la conversación mundial sobre cine y, finalmente, reconocimiento de la industria. El triunfo de Parásitos en la 92ª edición de los Oscar (ha ganado además mejor dirección, guion original y mejor película internacional) marcará un antes y un después en la historia de esta ceremonia y en el proceso imparable de penetración internacional en Hollywood.
Parásitos se ha estrenado en más de 1.000 cines en Estados Unidos, ha hecho más de 30 millones de dólares de taquilla solo en este país y hasta ahora tenía el honor de haber puesto en aprietos a producciones monumentales con una historia coreana y en coreano. Solo 11 títulos en la historia han sido nominados como mejor película sin estar en inglés. Solo seis han estado nominados a la vez como mejor película extranjera. Ninguno había logrado el premio principal. Parásitos dio ese paso final que le faltó el año pasado a Roma, de Alfonso Cuarón, cuando el público se quedó con la sensación de que la mejor película del año no había sido premiada.
Parásitos se impone, además, en un año en el que Quentin Tarantino presentaba Érase una vez en… Hollywood, una de sus mejores películas y una carta de amor a esta ciudad; Martin Scorsese, El irlandés, una obra que resume todo lo que espera el público de Scorsese; Todd Philips, Joker, un nuevo ángulo del cine basado en personajes de cómic muy impactante; y Sam Mendes, 1917, un drama bélico de mucho impacto visual que se había llevado todos los premios hasta ahora.
Hace cinco años, la Academia de Cine de Hollywood se propuso hacer su cuerpo de votantes más internacional. Desde entonces, han entrado alrededor de 1.500 nuevos miembros que no son norteamericanos. “Cuidado con eso”, decía Antonio Banderas a la prensa el sábado. “Las votaciones empiezan abrirse de una manera increíble”. Banderas destacaba la cantidad de películas internacionales que se habían colado en las nominaciones. “Se están expandiendo porque quieren convertir los Oscar en unos premios mundiales. Eso está pasando a mayor velocidad de lo que la gente se cree”. Solo 24 horas después se materializaba la advertencia de Banderas sobre el escenario de los Oscar. Para explicar este fenómeno, el propio Bong aseguró en la rueda de prensa posterior a la gala que “el streaming y las redes han acostumbrado al público a ver contenido en otros idiomas”.
Las tres opciones españolas (Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar a mejor película internacional; Antonio Banderas a actor principal por ese mismo filme y Klaus, de Sergio Pablos, a mejor película de animación) se quedaron sin premio.
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