Marina relata su historia con voz tranquila, en calma, pero los detalles son horribles.
Afirma que su esposo la golpeó casi todos los días durante más de un año. Al bajarse un calcetín, muestra una larga cicatriz en el talón donde le fue insertada una placa de metal.
Los dos pies quedaron destruidos, al igual que las costillas, cuando su pareja la empujó por la ventana desde un segundo piso de su casa.
Más de 600 mujeres rusas son asesinadas en sus hogares cada mes, de acuerdo con cálculos extraídos de las estadísticas policiales.
Ahora algunas temen que la situación empeore.
La cámara baja del Parlamento ruso, la Duma, aprobó una enmienda que elimina el delito de abuso doméstico del código penal.
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