No, otra vez no. Tu ordenador con Windows 10 ha elegido justo este momento para actualizarse de nuevo. Y con ello un reinicio que llega, cómo no, en el peor momento, cuando más necesitabas el dispositivo. Una especie de ley de Murphy de la informática que te enfada y te rompe el día.
Pero no te preocupes. Esas actualizaciones automáticas se pueden gestionar para que no nos dejen sin trabajar con su reinicio. Hay que por qué se producen y cómo se pueden detener. Y sobre todo, tener en cuenta que son necesarias y que en algún momento habrá que instalarlas.
Por qué Windows se actualiza tan a menudo
Windows se actualiza con tanta frecuencia porque está continuamente buscando esas nuevas utilidades que mejoren nuestra experiencia con el sistema operativo. De hecho, muchas de esas actualizaciones están sucediendo ‘entre bambalinas’, sin que nos demos cuenta.
Al parecer, Windows 10 busca actualizaciones una vez por día. En tu ordenador, no lo hace a la misma hora cada día, sino que conecta con los servidores de Microsoft en diferentes franjas para no coincidir con todo el resto de ordenadores con el mismo sistema operativo y las mismas necesidades. Cuando encuentra estas actualizaciones, las descarga en tu ordenador, sin que seas consciente de ello. Son novedades pequeñas y no requieren reiniciar el ordenador. Entre ellas se encuentran las del antivirus Windows Defender, que viene integrado con Windows 10.
Las de Windows Defender y otras pequeñas actualizaciones solo se instalan si tienes las actualizaciones automáticas puestas. Ante la duda, en el menú de Windows Update (Configuración > Actualización y Seguridad > Windows Update), puedes saber si hay nuevas por descargarse.
Otras de las actualizaciones son las de controladores de ‘hardware’: tarjetas de vídeo, sonido, monitores… Las empresas fabricantes se las ‘pasan’ a Windows cuando detectan un fallo y a una frecuencia que no es fija, y la empresa de Bill Gates las traslada a nuestros ordenadores.
Luego están las llamadas Patch Tuesday o Update Tuesday, parches de seguridad que tienen lugar algunos martes del mes y que contienen muchas correcciones en el mismo paquete. En estos casos, toca reiniciar el ordenador para terminar el proceso.
Por último, hay actualizaciones de emergencia, que no pueden esperar al próximo Patch Tuesday: Microsoft las ejecuta en cualquier momento y obligan a volver a encender el ordenador. También, nuevas versiones de Windows 10 que llegan cada seis meses aproximadamente: la última arribó en octubre de 2018 y la próxima se espera para este mes de abril; entre las novedades de esta, se podrá descargar una actualización y esperar hasta siete días para descargarla. No se entrega a todos los ordenadores al mismo tiempo, sino que va por tandas: primero a los más nuevos y luego a los más antiguos. De nuevo, hace falta reiniciar el equipo, y encima el proceso de actualización es más lento en estos casos.
Cómo impedir que Windows se actualice
En Windows 10, las actualizaciones son, en general, automáticas. Sin embargo, es posible controlar a qué horas tienen lugar estas descargas (o mejor dicho, los reinicios necesarios para instalar las descargas), con el fin de que no te pillen usando el ordenador cuando más lo necesitas. Son las denominadas horas activas. Para ello, nos vamos al botón Inicio, de allí al menú Configuración y dentro de este en Actualización y seguridad. Allí, en Windows Update, cambiaremos las horas activas, con una de inicio y otra de fin. Entonces, el ordenador se reiniciará solo fuera de ellas.
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