Se ha visto en países en todas las regiones del mundo, en diversos grados.
Una segunda ola de casos de covid-19 ha afectado a naciones que fueron elogiadas al comienzo de la pandemia por su eficiencia en la implementación de las medidas de contención.
Si bien estas normas fueron cruciales para salvar miles de vidas humanas, la segunda ola hace evidente la dificultad para lidiar con el nuevo coronavirus.
Datos de la agencia Reuters señalan que casi 40 países reportaron nuevos records diarios de casos de contagio en la última semana.
Y Tedros Adhanom Ghebreysus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha advertido que “no volveremos a la ‘vieja normalidad‘. La pandemia ya ha cambiado la forma en que vivimos nuestras vidas”.
“Pedimos a todos que tomen como algo de vida o muerte el decidir a dónde van y con quiénes se reúnen, porque eso es lo que es”.
Australia
En Australia surgió un nuevo brote de covid-19 en la ciudad de Melbourne, lo que llevó al gobierno a imponer una “cuarentena” parcial de seis semanas y hacer obligatorio el uso de mascarillas en público.
El país es uno de los que había contenido rápido el virus al comienzo de la pandemia: en febrero cerró sus fronteras a China (el epicentro inicial del virus) y en marzo a los visitantes en general.
En mayo, funcionarios del gobierno dijeron que la curva de casos estaba aplanándose, y el primer ministro Scott Morrison anunció planes de reapertura de la economía para julio, además de reducciones a las medidas de distanciamiento social.
Sin embargo, la semana pasada, el país registró un récord de nuevos casos confirmados y lanzó alertas sobre los contagios en jóvenes, muchos de los cuales celebraron el fin de la cuarentena en bares y fiestas.
Japón
El país asiático también registró nuevos casos y lanzó alertas sobre más contagios entre la población más joven.
El país nunca implementó una cuarentena obligatoria (lo cual no está permitido por la ley), pero vio a sus ciudadanos cumplir cabalmente el estado de emergencia decretado por el primer ministro Shinzo Abe.
El decreto fue suspendido el 25 de mayo, cuando Abe declaró: “logramos terminar el brote en aproximadamente un mes y medio al estilo japonés”.
El primer ministro también dijo que el país reanudaría gradualmente sus actividades económicas y sociales y crearía una “nueva vida” en medio de la pandemia.
Las empresas, los museos y las escuelas reabrieron gradualmente e incluso el gobierno promocionó los viajes domésticos seguros, una medida que causó controversia.
Sin embargo, el jueves pasado la capital, Tokio, registró un récord de 360 nuevos casos confirmados de covid-19 en un solo día.
Al anunciar las cifras, la alcaldesa Yuriko Koike pidió a los residentes de Tokio que se quedaran en casa.
“Sin la colaboración de todos para contener el virus, los cálculos indican que los números pueden crecer exponencialmente“, advirtió.
“Esto significará frenar las actividades económicas y sociales y todos tenemos que cooperar para evitarlo”.
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