Instrucciones para celebrar el cumpleaños de alguien que murió hace 36 años. Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete su celular con una mano, tome con sus dedos las teclas, presiónelas suavemente. Ahora se abre otro plazo, las fotos acompañadas de frases entrecomilladas se despliegan por las redes sociales, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan las felicitaciones, en presente, por cumplir un año más de vida. A un muerto.
“Cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices (…). Te regalan –no lo saben, lo terrible es que no lo saben–, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa (…) Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. (…) No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj”, escribió en el Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj.
Cortázar fue (es) uno de los autores más innovadores y originales que hubo (hay). Sin conjugación de tiempo para él. Fue precursor de un estilo de novela que inauguró en en español una forma de hacer literatura. Exterminador de moldes clásicos, rompió relojes para montar y desmontar –por ejemplo con su célebre Rayuela– historias que le escapan a la linealidad temporal. También fue un maestro del relato corto. En sus cuentos examinó hasta el absurdo más realista las facetas enigmáticas de lo cotidiano.
Más información: https://bit.ly/34zsGZD

