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jueves 12 diciembre 2024

Recomendamos también: La revolución accidental que provocó la máquina de coser Singer

por etcétera

Los anuncios de Gillette se oponen a la masculinidad tóxica. Budweiser hace tazas especialmente decoradas para alentar a las personas de género no binario a sentirse orgullosas de su identidad.

Estos ejemplos del llamado “woke capitalism” (capitalismo despierto), de corporaciones que promueven causas sociales progresistas, pueden parecer ostentosamente modernos. Pero el capitalismo despierto no es tan nuevo como se podría pensar.

En 1850, el progreso social ciertamente tenía que ir más lejos.

Un par de años antes, la activista estadounidense Elizabeth Cady Stanton había causado controversia en una convención sobre los derechos de las mujeres al pedir el sufragio femenino. Incluso a sus seguidoras les preocupaba que fuera demasiado ambiciosa.

Mientras tanto, en Boston, un actor fracasado estaba tratando de hacer fortuna como inventor.

Había alquilado un espacio en un taller de muestra con la esperanza de vender su máquina para tallar madera. Pero la madera trabajada estaba pasando de moda. El dispositivo era ingenioso, pero nadie quería comprar uno.

El propietario del taller invitó al desmoralizado inventor a echar un vistazo a otro producto que también estaba teniendo problemas: una máquina de coser.

La oportunidad estaba clara. Es cierto que el tiempo de una costurera no era costoso -como dijo el New York Herald: “No conocemos ninguna clase de mujeres trabajadoras que estén peor pagadas por su trabajo o que sufran más privaciones y dificultades”-.

Pero coser tomaba tanto tiempo –14 horas para una sola camisa-, que si se aceleraba el trabajo se podía hacer una fortuna.

Y no solo eran las costureras las que sufrían: la mayoría de esposas e hijas tenían que coser. Esta tarea de nunca acabar, en palabras de la escritora contemporánea Sarah Hale, hacía de sus vidas “nada más que una aburrida ronda de trabajo eterno”.

En ese taller de Boston, el inventor evaluó la máquina que le habían pedido que admirara, y bromeó: “Quieres deshacerte de lo único que mantiene a las mujeres calladas”.

Ese actor fracasado reconvertido en inventor era Isaac Merritt Singer.

Más información: https://bbc.in/2RfDUeP

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