marzo 11, 2025

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La desnudez total en Instagram no está permitida, o al menos eso es lo que establecen sus pautas de comportamiento para los usuarios. Sin embargo, hay indicios para pensar que la sexta red social más utilizada del mundo y la cuarta de España favorece las publicaciones que muestran mucha piel —como aquellas en ropa interior, desnudos estratégicos (que utilizan otras partes del cuerpo para cubrirse) o bañador— sobre el resto, al momento de mostrarlas a los usuarios. Así lo prueba un estudio de la organización alemana de investigación y defensa centrada en la toma de decisiones algorítmicas Algorithm Watch, en colaboración con la European Data Journalism Network. Facebook, propietaria de Instagram, ha tildado el estudio de “defectuoso”, mientras que expertos en redes sociales y sexualidades ven en él una oportunidad para abrir el debate sobre la “hipersexualización en las plataformas”.

Para realizar el estudio, Algorithm Watch pidió a 26 voluntarios que instalaran un complemento en el navegador de sus dispositivos y que siguieran a 37 creadores de contenido provenientes de 12 países que utilizaban la red social para publicitar marcas o adquirir nuevos clientes para sus negocios, principalmente en los sectores de alimentación, viajes, salud, moda o belleza.

Dichos complementos abrían automáticamente la página de inicio de Instagram a intervalos regulares y anotaba el tipo de publicaciones que aparecían en la parte superior. Esto servía para proporcionar una descripción general de lo que la plataforma consideraba más relevante para cada usuario. Así, entre febrero y mayo el equipo analizó 1.737 publicaciones, un total de 2.400 fotos. De estas publicaciones, el 21% (364) mostraban a mujeres y hombres en bañador o ropa interior y con el torso desnudo.

Sin embargo, en las fuentes de noticias de los voluntarios, las publicaciones con esas imágenes constituían el 30% de todas las publicaciones mostradas desde las mismas cuentas (algunas publicaciones se mostraron más de una vez). Había menos cantidad de este tipo de contenido, pero se mostraba con más frecuencia.

El equipo también encontró que las publicaciones que contenían imágenes de mujeres en ropa interior o bikini tenían un 54% más de probabilidades de aparecer en las noticias de los voluntarios y las publicaciones que contenían imágenes de hombres con el torso desnudo o semidesnudos tenían un 28% más de probabilidades de mostrarse. Mientras que las publicaciones que mostraban comida o paisajes tenían un 60% menos de probabilidades de aparecer en las noticias. “Nuestro análisis presenta pruebas sólidas de que las imágenes que muestran más piel se muestran a los usuarios con más frecuencia que las imágenes que no lo muestran. El contenido sexualmente sugerente, como la desnudez de ambos sexos, aparece con mucha más frecuencia en la sección de noticias de todos los usuarios”, concluía el estudio.

¿Por qué? Los investigadores le mostraron su estudio a Facebook e hicieron muchas preguntas, pero solo obtuvieron una respuesta: “Esta investigación tiene varios defectos y muestra un malentendido sobre cómo funciona Instagram. Clasificamos las publicaciones en su feed según el contenido y las cuentas en las que ha mostrado interés, no según factores arbitrarios como la presencia de trajes de baño”. EL PAÍS también intentó contactarles pero sus preguntas tampoco obtuvieron respuesta.

Desenmascarar al algoritmo

Si lo que dice Facebook es cierto, la diversidad de publicaciones en el suministro de noticias de los usuarios de Instagram debería coincidir con las publicaciones de las cuentas que siguen. “Y si en Instagram el suministro de noticias de cada usuario estuviese personalizado de acuerdo con sus gustos individuales, la diversidad de publicaciones en sus suministros de noticias debería ser diferente para cada usuario”, resalta el estudio. Pero esto no ocurre exactamente así. Según Algorithm Watch, hay un responsable de que consumas más fotografías de gente en ropa interior que de paisajes, te guste o no, y ese es el algoritmo y la forma en que está diseñado.

El sociólogo Pedro López Ugarte, especialista en sociología del consumo y social media, considera que los algoritmos “condicionan lo que vemos y lo que dejamos de ver y manipulan el tipo de conversación en que los usuarios participan, todo ello de forma no solo opaca, sino unilateral y en permanente cambio, lo que les impide tener un mínimo control sobre este tipo de cuestiones”.

Según Algorithm Watch, el hecho de que los usuarios vean o no las imágenes publicadas por las cuentas que siguen depende no solo de su comportamiento anterior sino también “de lo que Instagram cree que es más atractivo para otros usuarios de la plataforma”. Y la explicación está en la patente que Facebook publicó en 2015. Los ingenieros de la compañía explicaron que si a un usuario le gustaba una marca específica y una foto mostraba un producto de la misma marca, la red social le enseñaría esa imagen en su suministro de noticias. Hasta aquí, todo bien. Sin embargo, la patente explicaba que esa no era la única forma de filtrar y mostrar contenido a los usuarios. La red social también podía calcular “en función del comportamiento pasado de todos los usuarios del servicio” qué mostraba y qué no. Esto significa que factores como el género, la etnia y el estado de desnudez de las personas en una foto podrían usarse para calcular qué tipo de publicaciones aparecían en el suministro de noticias de todos.

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