Victoria’s Secret definió la femineidad para millones de mujeres. Su catálogo y sus desfiles de modelos eran una piedra angular popular. Para las modelos, tener un lugar como “ángel” casi garantizaba el estrellato internacional.
Pero dentro de la compañía, dos hombres poderosos presidían una cultura arraigada de misoginia, hostigamiento y acoso, de acuerdo con entrevistas con más de treinta ejecutivos y ex ejecutivos, empleados, contratistas y modelos, así como registros judiciales y otros documentos.
Ed Razek, durante décadas uno de los principales ejecutivos de L Brands, la sociedad controlante de Victoria’s Secret, fue objeto de repetidas quejas por comportamiento inapropiado. Trataba de besar a las modelos. Les pedía que se sentaran sobre sus rodillas. Le tocó la entrepierna a una antes del desfile de Victoria’s Secret de 2018.
Los ejecutivos dijeron haber alertado a Leslie Wexner, el multimillonario fundador y máximo ejecutivo de L Brands, acerca del patrón de conducta de su subordinado. Algunas mujeres que se quejaron debieron soportar represalias. Una modelo, Andi Muise, dijo que Victoria’s Secret había dejado de contratarla para sus desfiles después que rechazó las insinuaciones de Razek.
Algunas de las modelos de la marca aceptaron posar desnudas, a menudo sin recibir un pago, para un destacado fotógrafo de Victoria’s Secret que más tarde usó algunas de las imágenes en un costoso libro ilustrado –arreglo que incomodó a los ejecutivos de L Brands por el hecho de que las mujeres se sintieran presionadas a quitarse la ropa-.
El clima se fijaba en el nivel más alto. A Razek, director de marketing, se lo veía como representante de Wexner, lo que dejaba a muchos empleados con la impresión de que era invencible, según empleados y ex empleados. En múltiples oportunidades, se oyó a Wexner mismo menospreciar a las mujeres.
“Lo más alarmante para mí, por haber sido criada siempre como mujer independiente, era lo arraigado que estaba ese comportamiento”, dijo Casey Crowe Taylor, ex empleada de relaciones públicas de Victoria’s Secret que dijo haber sido testigo de la conducta de Razek. “Ese maltrato era tomado en broma y aceptado como normal. Era casi como un lavado de cerebro. Y todo el que trataba de hacer algo al respecto no sólo era ignorado. También era castigado”.
Las entrevistas con modelos y empleados acentúan la imagen de Victoria’s Secret como una organización en problemas, imagen que ya estaba concitando atención el año pasado cuando se hicieron públicos los lazos de Wexner con el agresor sexual Jeffrey Epstein. Epstein, que administraba la fortuna de varios miles de millones de dólares de Wexner, atraía a algunas jóvenes presentándose como reclutador de modelos para Victoria’s Secret.
L Brands, la compañía que cotiza en bolsa y también es dueña de Bath & Body Works, está a punto de realizar una transición complicada. El desfile anual de Victoria’s Secret ha sido cancelado después de casi dos décadas en la televisión de aire. Razek, de 71 años, dejó L Brands en agosto. Y Wexner, de 82, está estudiando planes para retirarse y vender la empresa de ropa interior, dijeron personas con conocimiento del tema.
Conforme esos planes avancen, el tratamiento que L Brands daba a las mujeres probablemente sea estudiado aún más minuciosamente.
Al responder preguntas detalladas de The New York Times, Tammy Roberts Myers, portavoz de L Brands, aportó una declaración en nombre de los integrantes independientes del directorio. Señaló que la compañía “está intensamente centrada” en la dirección empresarial, el lugar de trabajo y las prácticas de cumplimiento normativo y que había “dado pasos significativos”.
“Lamentamos cualquier situación en que no hayamos logrado este objetivo y estamos plenamente comprometidos con la mejora continua y una total responsabilidad”, expresó. La declaración no cuestionó ninguna parte del informe del Times.
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