Trump, mujeres y sangre. No es la primera vez que al presidente de Estados Unidos le ocupan estos tres conceptos cuando quiere atacar a una periodista. Hace casi dos años, cuando empezaba su carrera por la candidatura republicana a la Casa Blanca, ya prendió la polémica cuando atizó a la estrella televisiva Megyn Kelly por considerar que había sido demasiado dura con él durante un debate entre los aspirantes conservadores. “Le brotaba sangre de los ojos, le brotaba sangre de… cualquier parte”, espetó. Aquellas palabras, por el tono, la pausa y el contexto, se interpretaron como una referencia a la menstruación y la alteración hormonal. La presentadora le había hecho hincapié precisamente en otros exabruptos de Trump, que había llamado “gorda” y “cerda” a la actriz Rosie O’Donell, entre otros casos. Aquello causó el primer alboroto republicano, le retiraron la invitación a un acto en el que participaba como ponente y una horda de políticos conservadores salió en tromba a criticarle.