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El otro día salí del banco con un sobre repleto de dinero en efectivo, un bulto de billetes para hacer pagos en un país donde las tarjetas de crédito rara vez funcionan, y donde es el dinero –en la forma específica de billetes– lo que resuelve.


No fue hasta que llegué a mi automóvil con el sobre apretado bajo mi brazo, que me di cuenta hasta qué punto me sentía confiado de mi seguridad en Cuba.


He vivido en ciudades latinoamericanas donde hasta un breve recorrido con una considerable suma de dinero encima es motivo de mucha preocupación.


Apresuras el paso en Caracas o no dejas de mirar por encima del hombro en Ciudad de México. Relatos de guardias de seguridad corruptos que alertan a los asaltantes de objetivos fáciles saliendo del banco bien pueden ser más rumor que realidad, pero es difícil no ponerse paranoico.


Y en muchas de esas ciudades probablemente vale la pena ser un poco paranoico.


Casi todos a quienes conocí durante mis años en Caracas tenían historias de haber sido víctimas de algún ataque, algunas más amedrentadoras que otras.


Una pareja en particular sufrió un "secuestro exprés" y a punta de pistola los llevaron de un cajero automático a otro para obligarlos a extraer el máximo dinero que sus tarjetas permitieran. Y para rematar: en este caso los ladrones ¡eran oficiales de policía!


http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/02/160210_cuba_dinero_seguridad_wg_all

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