El avión privado que viajará más rápido que el sonido empieza a tomar forma sobre el papel tras siete años de letargo. Aerion tiene ya definido el plan para echar a volar el primer prototipo de su avión supersónico en 2021 y así empezar a cubrir el hueco que dejó el Concorde en 2013. En los tiempos que maneja la industria aeroespacial es como decir que está ahí al lado. Pero mientras que el Concorde lo operaban Air France y British Airways, el nuevo modelo supersónico estará solo al alcance de muy pocos bolsillos entre los multimillonarios, y se venderá como jet privado. En el desarrollo de esta aeronave participa la división española de defensa de Airbus, y según un comunicado de Aerion, se va a ampliar ahora esa colaboración.
Detrás de la ambiciosa idea de Aerion está el empresario texano y filántropo Robert Bass. Su fortuna, valorada en 2.700 millones de dólares, que le coloca entre los 200 más ricos de Estados Unidos, la debe en parte a las inversiones que hizo con su conglomerado en la industria del petróleo. Aerion es su última aventura empresarial, que inició en 2004 y que tiene sede en Reno (Nevada). No muy lejos de ahí, en Las Vegas, anunció este lunes que el proyecto sigue vivo y a las pocas horas firmó el primer pedido que le aportará la liquidez para empreder el vuelo.
El futuro avión privado supersónico, que costará unos 120 millones de dólares por unidad (113 millones de euros al cambio actual) tiene como socio principal al consorcio europeo Airbus. Las primeras ideas empezaron a florecer en 2002, antes de que el Concorde fuera retirado de servicio. La posterior crisis financiera lo dejó en letargo. Ahora, sin embargo, el viento sopla de cola para que pueda seguir adelante. “Contamos ya con la solución técnica para hacerlo realidad”, afirma Ken McKenzie, ejecutivo de Airbus.
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