La Academia Sueca anunció un proceso de reforma estatutaria para permitir que sus miembros renuncien libremente a dicha institución o sean dados de baja después de dos años de inactividad.
Esta reforma fue propuesta por el rey Carlos XVI Gustavo, protector de la academia, para actualizar las normativas internas de acuerdo a las circunstancias actuales, y acordes al derecho, que permiten a cualquier individuo renunciar a cualquier cargo si así lo decide.
En el presente, los estatutos de la academia, que otorga cada año los premios Nobel de Literatura, señalan que la pertenencia a la institución es vitalicia y solo considera la cobertura de un sitio vacante cuando el anterior ocupante muere.
En un comunicado emitido este viernes, la Academia informó de dicho proceso de reforma, el cual obedece a los escándalos de supuestos abusos sexuales destapados desde el año pasado, cuyo impacto mediático ha hecho que, en diversos momentos, 7 de los 18 asientos queden desocupados por las renuncias de sus titulares.
Sin embargo, debido a que estatutariamente no le está permitido a ningún miembro renunciar —en realidad, no se contempla siquiera dicha eventualidad—, la Academia está impedida para elegir nuevos miembros y con las actuales ausencias, el trabajo con rumbo al Nobel de Literatura 2018 está afectado.
La Academia informó también que entregará a las autoridades correspondientes una auditoría sobre el conjunto de escándalos que involucran al dramaturgo Jean-Claude Arnault, señalado por denunciantes anónimas de cometer abusos sexuales en contra de numerosas mujeres.
Este escándalo toca a la Academia Sueca debido a que los abusos fueron cometidos en instalaciones propiedad de la misma y a que Arnault es esposo de la académica Katarina Frostenson.
El comunicado señala que al interior de la Academia se “han producido comportamientos inaceptables, en forma de intimidad no deseada; algo que no era conocido por todos, como tampoco que haya podido haber ataques sexuales punibles”.
La auditoría comenzó a hacerse desde noviembre del 2017, y su realización desató una serie de renuncias, como las de Katarina Frostenson y la secretaria de la Academia, Sara Danius.
ofv