Hace apenas unos días, el 3 de diciembre, Claas Relotius había obtenido el premio al Mejor Reportaje del año en Alemania, con una historia acerca de un niño sirio en el grave conflicto en su país. Ese galardón se sumaba a ya varios que el reportero de 33 años había alcanzado, como los cuatro premios alemanes de periodismo y uno de la prensa europea. Además, la cadena CNN lo nombró Periodista del año, mientras que Forbes lo consideró una de las 30 personas menores de 30 años más influyentes de los medios en Europa.
Era colaborador del prestigioso semanario alemán Der Spiegel, que lo anunciaba con orgullo como uno de sus escritores más llamativos, “un ídolo periodístico de su generación”, “uno de los periodistas más exitosos de estos años”.
Y, sin embargo, ayer Der Spiegel despidió ayer a Relotius. ¿La razón? La revista halló que en al menos 14 de los 60 reportajes que le publicó incurrió en mentiras.
Tras una profunda investigación interna, que aún se mantiene en proceso, la publicación informó a sus lectores acerca de las anomalías en el trabajo del reportero, que fue contratado por la revista hace año y medio, pero en el que colaboraba desde hace siete.
Según el texto del semanario, Relotius “no es un reportero, sino alguien que cuenta cuentos de hadas cada vez que quiere”.
No se quedó allí: “Relotius ha falsificado historias e inventado personajes, con lo que ha engañado a los lectores y a sus colegas”.
Según relata Der Spiegel, la sospecha sobre el trabajo del reportero surgió por las dudas que en un colega suscitó un reportaje sobre la frontera entre México y Estados Unidos acerca de la milicia civil estadounidense que se dedica a cazar refugiados, publicado apenas en noviembre. Juan Moreno, coautor de aquel reportaje dudó de varios testimonios, reunió evidencias y las presentó a los editores de la revista.
A partir de eso y al ser cuestionado, Relotius se vio obligado a reconocer que inventó historias enteras. Así forjó los personajes ficticios de ellas, mientras que a los reales les creó una vida y declaraciones que nunca pronunciaron.
Así, dice Der Spiegel, Relotius “tomaba partes y retazos y a partir de ellos formaba sus criaturas como un pequeño dios juguetón”.
Cuenta la revista que Relotius afirmó que lo hacía por “miedo al fracaso” y que “la presión aumentaba” mientras se hacía más exitoso.
Por el momento, los textos de Relotius se mantienen en la versión web de Der Spiegel, pero acompañados de una advertencia. Mientras tanto la revista se ha formado una comisión especial para que avance en las investigaciones del caso y para obtener recomendaciones para mejorar los controles de calidad internos.
(Con información de BBC y El País)