En un partido lleno de intensidad y emoción, el Sevilla se proclamó campeón de la Europa League después de una apasionante tanda de penales que siguió a un empate 1-1 en los 120 minutos reglamentarios. Demostrando su experiencia en este prestigioso torneo, el equipo andaluz no falló ni un solo tiro desde los once metros, mientras que la Roma sufrió al no acertar con dos de sus centrales: Gianluca Mancini y Roger Ibáñez.
El enfrentamiento entre José Mendilibar, director técnico del Sevilla, y José Mourinho, estratega del conjunto romano, fue un choque entre dos veteranos sabios del fútbol. Ambos equipos desplegaron todo su potencial sobre el terreno de juego, siendo notable la decisión de Mourinho de alinear a Paulo Dybala, a pesar de sus molestias físicas.
La primera oportunidad clara de gol llegó para la Roma cuando Leonardo Spinazzola intentó abrir el marcador dentro del área, pero se encontró con una espectacular intervención del portero marroquí Yassine Bounou, apodado “Bono”. A medida que avanzaba el partido, el Sevilla fue ganando terreno y generando peligro, aunque sin lograr inquietar en exceso la portería defendida por el arquero luso Rui Patricio.
Fue en el minuto 35 cuando la escuadra italiana se puso en ventaja con un gol de Paulo Dybala en una jugada en la que se reclamaba falta sobre Bryan Cristante. Dybala demostró maestría y precisión al definir con un tiro cruzado para colocar el marcador 0-1 a favor de la Roma. Cerca del final del primer tiempo, el Sevilla estuvo a punto de igualar el encuentro cuando Ivan Rakitic impactó el balón en el poste tras una excelente jugada originada por un pase de Óliver Torres.
Sin embargo, en la segunda mitad, el equipo español logró la ansiada igualdad gracias a un autogol de Gianluca Mancini, quien, en su intento por evitar el peligro en su propia portería, terminó enviando el balón a su propia red. Este tanto llevó el marcador a un vibrante 1-1. A pesar de los intentos del Sevilla y las oportunidades generadas, el arquero Bono se convirtió en una figura destacada al detener un potente disparo a quemarropa del defensor inglés Christopher Lloyd Smalling.
El partido estuvo marcado por momentos polémicos y la intervención del VAR. En una decisión controvertida, el árbitro inicialmente señaló un penal a favor de la Roma tras una falta en el área, pero tras revisar la repetición, revocó su decisión a favor del Sevilla. Por otro lado, se generó molestia en el equipo dirigido por Mourinho al no sancionarse una clara mano en el área cometida por el brasileño Fernando. Tras los 90 minutos reglamentarios en los que el balón estuvo cerca de ingresar en la red en la última acción, el encuentro se fue a tiempos extra.
Los tiempos extra resultaron ser un tanto tediosos, con escasas emociones y un letargo constante, sin modificar el marcador 1-1. Christopher Lloyd Smalling estrelló un potente disparo en el travesaño, lo que finalmente condujo a la definición del campeón desde el punto penal.
En la tanda de penales, el Sevilla mostró una precisión impecable, anotando en cada uno de sus tiros. Lucas Ocampos, Erik Lamela, Ivan Rakitic y Gonzalo Montiel se encargaron de convertir sus respectivos penales, mientras que la Roma sufrió dos fallos consecutivos a cargo de Gianluca Mancini y Roger Ibáñez. Con un resultado final de 4-1 en la tanda de penales, el Sevilla se coronó como campeón de la Europa League, reafirmando su posición como el equipo más exitoso en la historia del torneo, con un total de siete glorias en su haber.
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