La tragedia del hallazgo de un campo de exterminio en un rancho de Teuchitlán, Jalisco, ha dejado al descubierto que desde al menos 20 años, grupos de la delincuencia organizada controlan predios que utilizan para ejecutar a sus víctimas e intentar desaparecer sus cuerpos con diferentes métodos, sino que en algunos casos, también los emplean para reclutar a jóvenes a sus filas.
De acuerdo con un reportaje publicado en el periódico El Universal, en al menos cinco estados de la república existen estos campos de exterminio; además de Jalisco, se han dado estas prácticas en Tamaulipas, Coahuila, Michoacán y Baja California.
El diario recapitula que en 2009, tras la detención de Santiago Meza, alias “El Pozolero”, sicario perteneciente al Cártel de Tijuana, éste confesó la ejecución de al menos 300 personas cuyos cuerpos fueron disueltos en sosa cáustica en distintos lotes que la organización criminal controlaba en la periferia de esa ciudad fronteriza.
También recuerda que en el mismo año, en un motel de Uruapan, Michoacán se encontraron restos óseos y objetos personales de al menos 68 personas, cuya ejecución fue atribuida al cártel de La Familia Michoacana.
El trabajo periodístico expone que la gran mayoría de estos casos, han salido a la luz gracias a la labor de colectivos dedicados a la búsqueda de personas desaparecidas, que a su vez han denunciado la negligencia de las autoridades municipales, estatales y federales para investigar a fondo estos hechos y poner fin a la actividad de los grupos criminales.
El Universal dio a conocer en 2022 el caso del balneario Los Negritos, en la zona de Tierra Caliente, Michoacán, donde colectivos encontraron evidencia de restos humanos de al menos 110 personas, que se presumía, habían sido ejecutadas ahí mismo. Asimismo, atribuyeron los crímenes al Cártel Jalisco Nueva Generación
En Tamaulipas, desde 2017 se dio a conocer el caso del paraje La Bartolina, en Matamoros, Tamaulipas, donde tras las reiteradas denuncias de las madres buscadoras, se recuperaron 500 kilos de restos óseos y la FGR pudo integrar más de 200 perfiles genéticos.
Actualmente, Tamaulipas está de nueva cuenta en la mira de los colectivos de búsqueda, tras denunciar el pasado martes el hallazgo de restos humanos en un predio de Reynosa. Aun cuando las autoridades policiales de la entidad han confirmado lo anterior, rechazan tajantemente que se trate de un campo de exterminio. Es decir, la negación de la realidad que retrasa el pleno esclarecimiento de estos casos, como lo demandan los familiares de desaparecidos y toda la sociedad mexicana.
ARG