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Del filósofo marxista György Lukács es célebre su “Sobre la esencia y forma del ensayo”, menos conocido es su “La biografía como forma literaria y sus problemas”. No es sorprendente: la teoría sobre el género biográfico no es escasa, pero carece de hitos como los de la teoría de la historia. Hay ensayos y artículos académicos, pero tratados como El arte de la biografía. Entre historia y ficción de François Dosse son la excepción. Curiosamente los títulos de estos escritos se repiten, aunque las perspectivas de sus autores difieran. La visión de Lukács es, al menos en parte, esquemática, pero resulta un desafío para cierta práctica literaria actual.

El filósofo húngaro György Lukács.

Los rasgos ficcionales o el papel de la imaginación en la escritura de la historia han sido muy discutidos. Cuánto más pueden serlo en biografías, por el riesgo de la salida fácil que ofrecen las explicaciones psicológicas, con frecuencia mera invención de motivaciones. No obstante, para Lukács “el problema de la biografía” es el inverso: cómo los escritores aprovechan su vida como punto de partida de su literatura. Dice que: “Goethe ha elaborado algunos problemas de su propia vida tanto bajo forma expresamente biográfica como en forma de novela”. Y el proceso que Lukács encuentra meritorio es que Goethe trabajase a partir de su vida, pero, conforme corregía sus obras, se alejaba de la materia prima inicial. En la perspectiva de Lukács lo “biográficamente falso”, es decir la “invención poética”, sería fundamental para la literatura y asegura que, lo que yo llamaría recomposición, “es la actitud general de todo gran escritor ante la realidad y en particular ante la realidad de su propia vida, de su biografía en especial”. Parte significativa de la literatura del siglo XXI se contrapone a esta idea de Lukács.

Si se piensa la biografía como reconstrucción de la vida de una persona, una de las observaciones de Lukács cobra especial significado: “Los hombres con que tiene que tratar el héroe de una biografía aparecen y desaparecen accidentalmente”. Las dificultades para el biógrafo frente a esto son múltiples. Menciono dos. Incluso antes del mundo digital de las redes sociales, ha habido personajes empeñados en construir su propia biografía: difunden relaciones personales, aún de amistad, que la investigación básica refuta. Asimismo, puede ocurrir que el investigador dé significado a la presencia o ausencia de alguien, pasando por alto que, en la práctica, muchas personas simplemente dejan de verse. Lukács identifica puntos como estos aludiendo al significado interior y exterior de lo acontecido, que no necesariamente se corresponde: algo nimio puede implicar una tragedia, un suceso socialmente trascendente acaso apenas toque la vida de un individuo. Las circunstancias unen y desunen más de lo que la confianza en la voluntad quisiera admitir.

Parte de la sección de biografías en una sucursal de la librería británica Waterstones. Fotografía de Paul Doyle _ Alamy_Alamy.

El razonamiento de Lukács, después, da la vuelta al asunto y su conclusión atañe a cualquier biógrafo: “Contar cómo ha surgido históricamente, en una biografía, un hombre genial o sus realizaciones geniales contradice los principios de la narración artística”. En ésta, según Lukács, el genio podría ser explicado genética o psicológicamente —en relación de causa efecto— lo que contradice su concepción marxista de la sociedad. A primera vista, esto incumbe a biógrafos tradicionales que se ocupan de figurones, pero hoy habría que plantearse qué recursos son adecuados para explorar la especificidad de una vida, incluso las que de otro modo serían desconocidas. El respaldo teórico de Lukács es “la convicción de que el genio está ligado de un modo muy profundo con la totalidad de la vida de su época”, como los “aspectos económicos, políticos, culturales […] la lucha de clases”. Entonces, el género biografía no tendría espacio para el “genio” o la heroicidad —relato moldeado por las técnicas del arte—, sino que estaría condenado a subordinar la excepcionalidad, abocándose a desentrañar los mecanismos de la historia. Las vidas que serían anónimas sin la microhistoria o las narraciones autobiográficas de escritores contemporáneos resultarían intrascendentes para la aproximación de Lukács, a la que él mismo atribuye “cientificidad” y ponderación “objetiva” de factores involucrados. Así, aunque muchos pensadores liguen el género biográfico con el arte, para Lukács por más elaboración que presente una biografía, su carácter artístico sería una imposibilidad intelectual o una trampa.

Johann Wolfgang von Goethe, autor de Poesía y verdad y de Las penas del joven Werther.

A momentos, Lukács comprende biografía no como investigación y escritura sino como sinónimo de vida tal y como habría sucedido —lo que hoy, entre relativismos cada vez más poderosos, sería cuestionado. Afirma: “La biografía, incluso de una vida conducida de la manera más consciente y planeada, abunda en accidentes a los que no se les puede dar una forma artística”. En nuestros días, sin embargo, diversos escritores, como el poeta y novelista Daniel Saldaña París, se interesan y promueven lo que muchos llaman ensayos personales o relatos de no ficción —frase que encuentro mal calco del inglés. Se trata de una expresión vigente, con exponentes de renombre y, más importante, de peso literario genuino como Sebald y Carrère.

El crítico literario estadounidense Richard Ellmann escribió biografías de los escritores irlandeses Joyce, Wilde y Yeats.

En 1948, Lukács disputaba el potencial literario de los hechos de la vida. Estamos ante una paradoja: en el presente —en que se duda de la verdad y parecería abierta la puerta para la invención— en realidad se escriben y estiman ensayos personales que tendrían poco añadido. La posición de Lukács a favor de la recomposición sería ahora una visión tradicionalista de la literatura, aunque abogue por la imaginación, que abre todas las puertas. Lukács consideraba la confusión entre arte y “producciones científicas” como “signo muy elocuente de que el sentido de los principios peculiares del arte se pierde cada día más”. Probablemente Lukács habría lamentado la corriente literaria actual de narrativa marcadamente biográfica. Aunque acertó al ver la forma como elemento fundamental del arte, Lukács no atisbó en este breve ensayo que la especificidad del arte acaso implica la posibilidad de su constante transformación.

El asalto a la razón, uno de los libros del filósofo marxista Lukács.

Esta entrega es la primera de una serie que planeo continuar mensualmente en mi blog, alternando el análisis de un texto teórico sobre el género con la crítica de una biografía.

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