Ante el 8 de marzo, AMLO ordena vallar Palacio Nacional

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El “presidente más feminista de la historia”, Andrés Manuel López Obrador confirmó en los hechos su indiferencia ante las causas feministas, al ordenar que Palacio Nacional, donde reside, fuera enteramente rodeado de vallas metálicas, en anticipación a las marchas, protestas y manifestaciones de este fin de semana.

Además, en todos los puntos de acceso al Zócalo se desplegaron elementos de la policía capitalina, así como en los lugares de entrada a Palacio Nacional.

De manera altamente simbólica, la valla que rodea el edificio rechaza los justos reclamos de decenas de colectivos de defensa de los derechos de las mujeres y de millones de niñas, jóvenes y adultas que, tanto en las calles como en redes sociales, saldrán a exigir que el gobierno ejecute acciones eficaces para reducir, impedir y castigar el acoso sexual, la violencia de género y los feminicidios.

Y si bien en otros años se han colocado vallas para impedir el acceso al Hemiciclo a Juárez y al Palacio de Bellas Artes, es la primera vez que se hace lo mismo en Palacio Nacional.

Esta semana, AMLO dijo que no iba a “reprimir” las marchas, negó tajantemente que fuera antifeminista y dijo que él “respeta” a las mujeres. Sin embargo, además de las vallas, que muestran un afán de aislamiento y gran indiferencia, pero también temor a la fuerza del descontento, su gobierno ha ejecutado acciones concretas que afectan los derechos de las mujeres mexicanas. Ha quitado presupuesto a programas de atención a la violencia de género, a refugios para mujeres violentadas y a programas de atención al cáncer de mama, entre otras medidas que desmienten su desinformado discurso.

Además, ha mostrado un abierto y firme apoyo a su compañero de partido, Félix Salgado Macedonio, acusado de violación sexual. Sin juicio penal de por medio, AMLO ha afirmado, desde el poder que le da su investidura, que esas acusaciones son un mero linchamiento del que es víctima el senador.

En redes sociales se han convocado a múltiples acciones por parte de grupos feministas de diverso signo. Las actividades planeadas cubren ya tres días consecutivos. 

El 7 de marzo se verificará la llamada Cadena Feminista, una iniciativa que el año pasado consistió en hacer cadenas de mujeres vestidas de morado tomadas de la mano, ubicadas en sitios públicos. Este año su desarrollo será virtual.

El 8 de marzo, la fecha oficial del movimiento, Día Internacional de la Mujer, tendrán lugar marchas y manifestaciones en todas las grandes ciudades del país, aunque se prevé que por la pandemia se reduzca en mucho la asistencia. Sin embargo, los grupos convocantes han llamado a acudir con cubrebocas, careta y gel antibacterial.

El 9 de marzo está convocado, como el año anterior, un paro nacional bajo el concepto #UnDíaSinNosotras que busca demostrar qué ocurriría sin las mujeres desaparecieran, de la misma manera que desaparecen miles de mujeres secuestradas víctimas de feminicidio y trata de personas.

Desde el 2019, luego de un incidente con el gobierno de la Ciudad de México, ocurrido en agosto, las tradicionales protestas feministas —que llevan muchas décadas— se radicalizaron, registrándose múltiples hechos de vandalismo en contra de mobiliario urbano y monumentos públicos, como pintas, quemas y destrozos.

Este estilo de protesta ha dividido la opinión de la sociedad y ha propiciado que el gobierno capitalino y el federal se prevengan colocando vallas y desplegando gran cantidad de elementos policiacos durante las manifestaciones.

Además, al término de las protestas, despliegan una gran cantidad de personal que en poco tiempo borra y limpia las pintas efectuadas sobre monumentos y paredes. Tales medidas representan una fuerte erogación, la cual se hace sin problemas, al tiempo que el presupuesto para atención a la mujer se reduce cada vez más.

 

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