Continúa el pleito entre Sabina Berman y John Ackerman: mientras ella se refiere a la violencia de género, él dice que ella es la “victimaria” y se envuelve en la bandera de la libertad de expresión para atacar a la oposición.
Aunque ambos decidieron dar por terminado su programa televisivo John y Sabina, el locutor decidió seguir el asunto en Twitter, en donde dijo que, contra las acusaciones de machismo que se le han hecho, dijo que Berman es la victimaria en este caso.
Este sábado Ackerman volvió a la carga escudándose en la libertad de expresión, y se dijo víctima de censuras por los dos anteriores gobiernos, y que ahora lo intentan hacer el sector privado y la “sociedad civil”. Se dijo “blanco” de la oposición porque ha logrado, “desde los medios de comunicación y la esfera académica” difundir la narrativa del gobierno, y porque su esposa, Irma Eréndira Sandoval, titular de la Secretaría de la Función Pública, encabeza la lucha anticorrupción.
A partir de ello negó que su disputa con Sabina Berman tenga que ver con el asunto de género, y dijo que él nunca ha cometido acoso ni agresión de ese tipo, y que está comprometido con la paridad.
Y afirmó: “La verdadera victimaria en el contexto del ahora extinto programa de @JohnYSabina del Canal Once no fue un servidor sino la dramaturga”.
Atribuyó las faltas de respeto en la emisión televisiva a Sabina por “sus constantes interrupciones y burlas”, las que hizo, dijo, “en ejercicio pleno de su libertad de expresión pero con evidente falta de respeto tanto para su compañero de trabajo como para los invitados y las invitadas”. Esta actitud no sólo fue frente a las cámaras sino incluso “atrás bambalinas” (sic), con agresiones contra el equipo de producción, especialmente las mujeres. También se quejó de que Berman le ha hecho diversas acusaciones sin prueba alguna.
Dijo que su silencio y falta de respuesta a la pregunta que le hizo Sabina en la última emisión de su programa no fue agresión, “sino todo lo contrario”: “Respeto absoluto a las palabras y libertad de expresión de la señora Berman”.
Aprovechó sus acusaciones para alegar que con el rechazo a que tenga un nuevo programa en Canal Once la oposición quiere censurarlo y limitar su libertad de expresión, como ocurrió con, según él, Proceso.
A la reyerta también se unió la titular de la SFP: Irma Eréndira Sandoval, quien en Twitter escribió acerca de su cónyuge que “es un hombre excepcional: humano, solidario, generoso y progresista. Es un esposo y padre feminista, hijo y yerno moroso, hermano y cuñado solidario, maestro y colega respetuoso, un universitario ejemplar”. Y cerró con el hashtag #AckermanSeQueda.
Por su parte, en su artículo dominical en El Universal Sabina Berman presentó el violentómetro elaborado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), que consta de 30 puntos, que van desde bromas hirientes hasta el asesinato. Y al final escribió: “Paremos la violencia ahí donde empieza: en el lenguaje, lo simbólico y lo relacional (en la lista, del 1 al 11)”. Esos puntos son los siguientes: bromas hirientes, chantajear, mentir, ignorar, celar, culpabilizar, descalificar, ofender, humillar en público, intimidar y controlar.
Según el violentómetro politécnico, ya es la segunda escala en las agresiones; “Reacciona, no te dejes destruir”, recomienda en esta fase.
Al respecto, sobre el caso Berman-Ackerman el viernes pasado en El Universal Peniley Ramírez publicó un artículo en el que citó el violentómetro del IPN, y atribuyó a la conducta del locutor durante su último programa de Canal Once el nivel cuatro, “ignorar” o “la ley del hielo”.
Pero la periodista fue más allá: “En los días anteriores a la grabación del programa, Ackerman culpó, descalificó, ridiculizó, ofendió, humilló en público, intimidó y pretendió controlar a Berman desde su cuenta en Twitter. Todo esto está incluido en los niveles 6, 7, 8, 9,10 y 11 del violentómetro. ¿No me cree? Revise la cuenta del doctor Ackerman en los últimos días”.
También destacó que, pese a todo ello, Canal Once, del IPN, no sólo no se pronunció enérgicamente contra la violencia, sino que ha dado un trato distinto a ambos.
En Twitter Berman calificó al de Ramírez como “estupendo artículo”, y retuiteó y celebró varios mensajes de apoyo. En uno sobre el acoso laboral comentó lo siguiente: “Hace 20 años no teníamos siquiera el lenguaje p nombrar la violencia vs las mujeres. Hoy lo tenemos, más las leyes q la sancionan, más las mujeres en lugares clave p poner al aparato del Estado a ejercerlas. ¿Q chiflados pasa q no la erradicamos?”.
También comentó sobre un fragmento del penúltimo programa de John y Sabina, en donde se ve la falta de armonía entre ambos locutores que originó un reclamo de ella: “Lo que sucedió es que el Canal Once indicó que después de muchos programas de atropello, volviéramos al formato donde John presentaba una vez y yo otra vez, y cuando dieron la señal para que yo presentara el programa, John me atropelló y lo presentó él. ¿Ud se hubiera enojado?”.
Ayer también comentó el largo hilo de Ackerman donde la denuncia como “victimaria”; la dramaturga escribió: “… y el acoso, como pueden leer, sigue y sigue…”.
Ha circulado un pronunciamiento de la Comisión de Igualdad y Género del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, al que Ackerman está adscrito, en el que ese órgano lamenta el trato que le dio “a Sabina Berman en un programa transmitido en televisión pública”.
Ese órgano universitario dijo condenar “toda descalificación, discriminación y anulación de las voces de las mujeres”, y remató: “Esta Comisión rechaza cualquier conducta, por parte de las personas que integran el instituto, contraria a los principios de igualdad de género y de respeto que deben guiar el comportamiento de la comunidad universitaria”.
Pero no es la primera ocasión en que Ackerman es acusado de actitudes misóginas. Durante el proceso de selección de los nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral, en cuyo Comité Técnico participó el locutor, también fue denunciado por una de las aspirantes, Eunice Rendón, que fue atacada por Ackerman principalmente por su parentesco con el consejero Ciro Murayama.
Entonces Rendón tuiteó que le daba gusto que terminara el proceso de selección, porque “así @JohnMAckerman, su #machismodetaller y sus amigos me dejan en paz. Hasta amenazas por teléfono recibí!! Doctor, me presento: me llamo Eunice Rendón, tengo una carrera, trayectoria pública y cerébro (sic) propio”.
En un artículo publicado en Reforma, Rendón dijo sobre su parentesco con Murayama que Ackerman, “ignorando la Ley de Responsabilidades Administrativas, acusó un conflicto de interés en donde no lo había y decidió utilizar un estereotipo de género para trasladarme el odio y la animadversión que le tiene a un hombre que, dio por sentado, me manda”.
Y remató: “No notamos que hablar de nosotras a través de alguna relación con un hombre para omitirnos es un insulto, es agresivo, es VIOLENTO y es frustrante”.
