En las entidades de la República donde hay una banda dominante hay menos homicidios, como ocurre en Sinaloa, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien añadió que esos crímenes son, en su mayoría, producto de enfrentamientos de grupos delictivos.
En su conferencia de prensa de este miércoles el mandatario fue cuestionado sobre la situación de violencia registrada el martes en Chiapas y en el Estado de México y sobre el diagnóstico del gobierno al respecto, contestó: “Hay lugares en donde predomina una banda fuerte y no hay enfrentamientos entre grupos y por eso no hay homicidios. ¿Se los explico más? Es interesante”.
López Obrador ejemplificó con el caso de Sinaloa, del que dijo que no está “entre los estados con más homicidios”. Es una entidad que conoce bien, y para tener una idea del poderío del cártel local debe recordarse que el presidente dice haber ordenado la liberación de unos de sus líderes, además de haber saludado a la madre del más célebre de sus jefes, con la que se comprometió a atender una petición, lo que no ha hecho con muchos grupos de víctimas de la delincuencia y de la violencia.
A continuación enunció una tesis que el gobierno de Felipe Calderón esgrimió sobre su guerra contra el narcotráfico: que la mayoría de los asesinatos se perpetran entre delincuentes. El tabasqueño dijo: “La mayor parte de los homicidios, 75 por ciento, tiene que ver con enfrentamientos entre grupos de las bandas”.
Agregó que hay algunas entre ellas, como “esta del Estado de México”, que también se dedican a la extorsión, “a dominar en mercados, a cobrar derecho de piso, pero por lo general las bandas grandes tienen que ver con el narcotráfico”.
Por supuesto, dijo que los grandes grupos delictivos no son nuevos sino que fueron “sembrados” en “el periodo neoliberal”, que “vienen desde Calderón y se fortalecieron en los últimos tiempos”.
Y a ello, López Obrador opone sus programas sociales en los estados donde se registra más violencia, donde “hay muchísimos jóvenes trabajando como aprendices porque lo que queremos es quitarles el semillero de jóvenes, el que los jóvenes no se vean obligados a tomar el camino de las conductas antisociales, que no los enganchen, y es una labor”.
Volvió a acusar a Calderón y a Genaro García Luna, así como a la pérdida de valores y a la desintegración familiar. Pero se ahorró mencionar la receta del panista que el tabasqueño ha aplicado y multiplicado: la militarización de la seguridad pública.
Una vez más quiso presumir su reunión de madrugada con el gabinete de seguridad, lo que, dijo, antes “no sucedía”. Pero los resultados están a la vista.